Síndrome de Estocolmo: Víctimas que empatizan con sus secuestradores

Síndrome de Estocolmo, seguro te suena. Se ha vuelto un término popular a raíz de algunos casos sonados de víctimas de secuestro que desarrollan un cierto vínculo con sus secuestradores. Descubre aquí en qué consiste, cuál fue el origen del Síndrome de Estocolmo, los síntomas, las causas, cómo se desarrolla, síndrome de Estocolmo en la pareja, síndrome de Estocolmo laboral, algunos casos de síndrome de Estocolmo y su tratamiento.

¿Qué es el Síndrome de Estocolmo?
¿Qué es el Síndrome de Estocolmo?

¿Qué es el síndrome de Estocolmo? Definición y concepto

El síndrome de Estocolmo es conocido a raíz de algunos casos televisivos de secuestros, generalmente siendo las víctimas mujeres.

El síndrome de Estocolmo se considera una respuesta psicológica por la cual una persona cautiva, comienza a identificarse en gran medida con sus captores, con sus planes y demandas.

No existen criterios diagnósticos aceptados para identificar este síndrome, y no aparece en ningún manual de diagnóstico psiquiátrico.

Los psicólogos que han estudiado el síndrome de Estocolmo creen que el vínculo se crea en un principio cuando el captor amenaza la vida de su prisionero y luego decide no matar a su víctima. Ese alivio que siente la víctima cuando la amenaza de muerte desaparece se desarrolla en una gratitud hacia su captor por haberle perdonado la vida. Sólo se tarda un par de días en forjar ese vínculo, lo que demuestra que el deseo de la víctima por sobrevivir es más importante que el odio hacia la persona que ha creado esa situación.

Aunque sea un fenómeno bastante mediático, lo cierto es que es muy poco frecuente, y la mayoría de víctimas tienen actitudes muy negativas hacia sus agresores.

En una entrevista que dio Natascha Kampusch, víctima de un secuestro durante 8 años, rechazó la etiqueta de síndrome de Estocolmo, explicando que no tiene en cuenta las decisones racionales que hacen las personas en situaciones determinadas.

Para ella es “muy natural adaptarse para identificarse con el secuestrador. Especialmente si pasas mucho tiempo con esa persona. Es sobre empatía y comunicación. Buscar normalidad un entorno criminal no es un síndrome, es una estrategia de supervivencia.”

El instinto de supervivencia está en el núcleo del síndrome de Estocolmo. Las víctimas dependen completamente de su captor e interpretan pequeños y raros actos de bondad entre unas condiciones de vida terribles, como buen trato. Entonces se vuelven hipervigilantes a las necesidades y demandas de sus captores, creando una conexión entre la felicidad de estos y la suya propia.

Este síndrome sirve para explicar sentimientos ambivalentes del cautivo pero los sentimientos del secuestrador también pueden cambiar. Estos sentimientos positivos que pueden experimentar los secuestradores puede jugar un papel muy importante, ya que aumenta las probabilidades de supervivencia de sus víctimas.

Origen del síndrome de Estocolmo

El 23 de agosto de 1973 el criminal Jan-Erik Olsson de 32 años tomó 4 prisioneros en un banco sueco, en la ciudad de Estocolmo.

Atrapados dentro de la caja fuerte del banco, los cautivos rápidamente forjaron un extraño vínculo con sus captores. Olsson le puso una chaqueta de lana sobre la prisionera Kristin Enmark cuando comenzó a tiritar, la consoló cuando tuvo una pesadilla. Otro captor consoló a Brigitta Lundblad cuando no pudo contactar telefónicamente con su familia. Cuando la prisionera Elisabeth Oldgren se quejó de tener claustrofobia, le permitieron caminar fuera de la caja fuerte.

Oldgren afirmó un año más tarde: “Recuerdo pensar que fue muy amable por su parte dejarme salid de la cámara.

El segundo día los prisioneros comenzaron a temer más a la policía que a su captores. Cuando un policía entró en el banco para comprobar la salud de los rehenes, se comportaron de forma hostil con el y de forma relajada y jovial con los captores.

Incluso cuando fueron amenazados con daño físico, los rehenes sentían compasión por sus secuestradores. E incluso hicieron todo lo posible para que la policía no los dañara. Incluso los secuestradores una vez en prisión, recibían visitas por sus antiguos rehenes.

La sociedad e incluso los rehenes estaban confusos. Oldgren le preguntó al psiquiatra al día siguiente de ser liberada “¿Hay algo mal en mi? ¿Por qué no los odio?

Aunque seguramente este no fuera el primer caso, si fue a partir del cual se le dio nombre a este fenómeno.

Síntomas del síndrome de Estocolmo

Aunque no hay un claro consenso, podríamos hablar de síndrome de Estocolmo si aparecen los sintomas siguientes:

  • Admiración por los secuestradores
  • Resistirse a los intentos de rescate
  • Defender a los secuestradores
  • Intentar agradar a los secuestradores
  • Negarse a testificar contra los captores.
  • Negarse a huir de los captores.

Causas del síndrome de Estocolmo

Algunos experto creen quepara que se desarrolle el síndrome de Estocolmo deben darse las siguientes situaciones:

  • Relación desigual donde el captor dicta lo que el prisionero puede o no puede hacer.
  • Amenaza de muerte o daño físico hacia el prisionero a manos del captor.
  • Instinto de supervivencia por parte del prisionero.
Síndrome de Estocolmo
Causas del Síndrome de Estocolmo

¿Cómo se desarrolla el Síndrome de Estocolmo?

El proceso del Síndrome de Estocolmo, como se ha visto en casos de secuestro, de forma general sería así:

1. Obediencia

En un evento traumático y extremadamente estresante, una persona se encuentra cautiva por una persona que le amenaza con matarla si lo desobedece de alguna manera. Puede que sea abusada física, sexual o verbalmente, encontrando dificultades para pensar coherentemente. Según el secuestrador, escapar no es una opción y la víctima acabará muerta, e incluso su familia también. Su única oportunidad de supervivencia es la obediencia.

2. Conoce a su secuestrador

A medida que pasa el tiempo, la obediencia se ve como algo menos seguro, el estrés del captor y sus cambios de humor pueden convertirse en algo con consecuencias dañinas para el prisionero. Averiguar qué es lo que aplacaría la violencia del captor se convierta en una estrategia de supervivencia. De esta manera, la víctima llega a conocer a su secuestrador.

3. Se magnifican pequeños actos de amabilidad

Actos menores de amabilidad por parte del captor, lo que puede incluir no matar al prisionero, posiciona al captor como su salvador. En circunstancias traumáticas, que amenazan la vida, el prisionero ve cualquier pequeño acto de bondad o una ausencia repentina de violencia, como un signo de amistad.

4. Ilusión de amistad

El captor parece cada vez menos amenazante, y más como un instrumento de supervivencia y protección. El prisionero padece lo que algunos denominan un auto-delirio: para sobrevivir psicológica y físicamente, para disminuir el gran estrés de la situación, el prisionero comienza a creer que el captor es su amigo, que no lo matará y que pueden ayudarse mutuamente para salir de esa situación. Las personas externas que tratan de rescatar a la víctima se ven menos como aliados, y más como potenciales amenazas hacía el captor, que está “protegiéndole” del daño.

Síndrome de Estocolmo en la pareja

Aunque no se suele hablar de síndrome de Estocolmo en las relaciones de violencia doméstica, violencia de género o maltrato psicológico, sí podemos encontrar ciertas similitudes con el Síndrome de Estocolmo propiamente dicho.

La mayor diferencia que encontramos es que la situación estresante de abuso no se da inmediatamente, sino que las relaciones de maltrato comienza al principio como muchas otras relaciones. Es cuando la dependencia y el enamoramiento ya está instaurado cuando es habitual que comiencen las situaciones de abuso y violencia. Pero una vez llegados a ese punto podemos encontrar las misma características de la situaciones de secuestro.

  1. La violencia física o psicológica pone a la víctima en una situación de amenaza y riesgo para la propia integridad, situándose en una posición de obediencia para protegerse. La víctima cree que no tiene ninguna salida, bien por problemas ecónomicos, por la presencia de hijos o vínculos emocionales.
  2. El ciclo de la violencia consiste en episodios de arrepentimiento del abusador, que busca el perdón con actos de lo que la víctima percibe como amor. Estos actos son engrandecidos y la violencia minimizada y perdonada. La víctima cree que va a cambiar por ella o que ella puede cambiarlo.
  3. Identificación con la perspectiva del maltratador. Lo que hace el maltratador es disculpado, se intenta continuamente evitar todo aquello que le molesta. E incluso se percibe como amenaza cualquier ayuda de terceras personas.

Mientras el síndrome de Estocolmo original hablaba de prisiones reales y físicas, en la violencia en las relaciones de pareja hablamos de prisiones psicológicas.

Síndrome de Estocolmo laboral

Síndrome de Estocolmo
Síndrome de Estocolmo laboral

Un fenómeno llamado Síndrome de Estocolmo laboral o Síndrome de Estocolmo corporativo, está viendose cada vez más entre personas que han experimentado algún tipo de trauma en su lugar de trabajo.

Debido a que nuestra auto-valía en la sociedad actual está definida en gran medida por nuestro desempeño laboral, y por la gran cantidad de tiempo que pasamos en el trabajo, cada vez más estamos en riesgo de padecer este síndrome.

El síndrome de Estocolmo laboral puede definirse como un fenómeno que se produce cuando un empleado de una compañía comienza a identificarse con un superior que los maltrata, y siendo muy leales a él. Este maltrato consistiría en abuso verbal, exigir horas de trabajo excesivas, e ignorar el bienestar y las necesidades emocionales del empleado. Al igual que en la dinámica secuestrador/secuestrado, el jefe o superior tiene el control del destino del empleado, ya que puede despedirlo en cualquier momento.

Este empleado se irá vinculando emocionalmente con su superior a expensas de su propia salud emocional. Racionalizará y disculpará el maltrato de su jefe, justificando que es lo mejor para la empresa, y verá como una amenaza a cualquiera que lo cuestione.

Estas conductas son promovidas por la cultura empresarial, donde el beneficio de la empresa se sitúa por encima del bienestar y la salud mental de los empleados. Por ello es difícil romper este círculo, y más cuando uno se siente en la necesidad ecónomica de mantener ese trabajo a cualquier precio. Sin embargo, la salud mental es demasiado importante como para sacrificarla a cualquier precio.

Casos de Síndrome de Estocolmo

Ha habido varios casos en los que se ha encontrado el Síndrome de Estocolmo en raptos. Estos son los casos más poulares:

  • La heredera Patty Hearst fue secuestrada por el grupo político Symbionese Liberation Army en 1974. Posteriormente, se convirtió en miembro del grupo e incluso asistió con ellos a robos de bancos.
  • En 1998, Natascha Kampusch de 10 años fue secuestrada en Austria. Tras 8 años de cautiverio en 2006 escapó cuando su secuestrador estaba distraído.A pesar de todo, ella hablaba de su captor de forma bastante positiva.
  • En 2003, una niña de 15 años llamada Elizabeth Smart fue secuestrada por un auto-proclamado cura en Salt Lake. Ella volvió a casa después de 9 meses. Los psicólogos creen que pudo haber escapado mucho antes si no se hubiera identificado con su secuestrador.

Tratamiento del síndrome de Estocolmo

El síndrome de Estocolmo es visto como una condición que se desarrolla a partir de un estrés y miedo extremo. La forma más efectiva de tratarlo es mediante tratamiento psicológico y el amor y el apoyo de sus familiares y amigos.

De forma habitual, en personas que han sufrido situaciones de secuestros, además de síndrome de Estocolmo puede que experimenten trastorno de Estrés Postraumático y síntomas de depresión y ansiedad. Estas problemáticas serán abordadas también a lo largo de la terapia.

El tratamiento del síndrome de Estocolmo puede ser muy complejo. Algunos de los objetivos que se abordarían en consulta serían los siguientes, teniendo en cuenta que cada persona puede tener sus objetivos particulares:

  • Por un lado se abordan los sentimientos de ansiedad y la angustia al rememorar todo lo ocurrido.
  • Se le ayuda a la persona a procesar todo el trauma vivido, facilitando la expresión emocional en el entorno seguro de la consulta.
  • A manejar sentimientos de culpa por sentir ese vínculo con el agresor.
  • Se le ayuda a retomar su vida, encontrar aquello que le hace feliz, nuevas metas, vivir acorde a sus valores.

Algunos fármacos pueden ser de ayuda y complementar el tratamiento psicológico, como los ansiolíticos o antidepresivos.

Con apoyo incondicional y la paciencia y guía de un profesional, el síndrome de Estocolmo tiene buen pronóstico y puede superarse con el tiempo.

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