Qué es el olfato: Curiosidades y trastornos que pueden causar pérdida olfativa
¿Qué es el olfato y cómo funciona? Para empezar a definirlo, se puede decir que el olfato es uno de los cinco sentidos que poseemos. Los seres humanos tenemos el sentido del olfato mucho menos desarrollado que la mayoría de los animales. Esto se debe quizás a que no dependemos de este sentido para sobrevivir, alimentarnos, buscar pareja etc. No obstante, el olfato sí que es el más sensible de nuestros sentidos ya que una cantidad ínfima de materia es suficiente para estimular las células olfativas.
En otras palabras, no tenemos la capacidad de guiarnos mediante el olfato como hacen algunos animales, pero sí que somos muy sensibles a los olores.
El órgano del olfato: La nariz
Para empezar a entender qué es el olfato tenemos que hablar del órgano del olfato: la nariz. La nariz es una protuberancia situada entre los ojos y la boca y forma parte de nuestro sistema respiratorio, permitiéndonos respirar. Por otro lado, además de la respiración, la nariz permite que los distintos olores penetren desde el exterior y, gracias a los receptores olfativos situados en las fosas nasales, nos permite percibir, sentir y diferenciar los distintos olores.
El proceso del olfato
A pesar de que el proceso del olfato sea más complejo que cualquier intento de explicación que se pueda dar del mismo, podríamos explicar el proceso del olfato mediante los siguientes pasos:
- Las moléculas del olor en forma de compuestos químicos que flotan en el aire, llegan a las fosas nasales y se disuelven en las humedades de la pituitaria amarilla.
- Una vez disueltos, los compuestos actúan químicamente sobre los receptores olfativos que detectan los olores.
- La activación de estos receptores genera unos impulsos nerviosos que son enviados directamente al bulbo olfatorio y de ahí a la corteza cerebral (donde se produce “la sensación”).
- En el bulbo olfatorio, los receptores sensoriales encargados de transmitir los mensajes de los olores, envían la información a dos áreas:
- El lóbulo frontal.
- El sistema límbico.
- El lóbulo frontal es el encargado de reconocer el olor.
- Por otro lado el sistema límbico está relacionado con la memoria y las emociones. Al recibir los impulsos nerviosos de los olores, éstos desencadenan fuertes emociones basadas en experiencias previas, ya que el sistema límbico tiene acceso a los recuerdos de situaciones, personas o lugares relacionados con las sensaciones olfativas percibidas.
¿Por qué es el olfato adaptativo?
Como hemos dicho antes, nuestro sentido del olfato está mucho menos desarrollado que la mayoría de los animales. No obstante, sigue siendo muy sensible y lo es, especialmente, al mal olor. Gracias a la estructura de nuestra nariz, somos capaces de percibir un mal olor en concentraciones mucho más bajas que los “buenos olores”.
¿Por qué es el olfato sensible a estos malos olores? Básicamente porque es un rasgo adaptativo, ya que la percepción de un mal olor está ligada con dos emociones básicas que favorecen nuestra supervivencia: el asco y el miedo. La percepción de un mal olor desencadena casi inmediatamente una conducta de evitación hacia el olor.
La relación del olfato y los recuerdos
Como hemos visto, el olfato accede directamente a nuestra memoria y nuestras emociones. Seguramente haya muchas situaciones, lugares o personas a las que asociamos olores determinados y, de la misma forma, esos olores rápidamente nos llevan al recuerdo de esos mismos estímulos que lo producen. Más de una vez habrán olido un perfume y se habrán acordado de una persona que lo utiliza o una tienda que lo vende.
¿Por qué es el olfato un enlace con nuestros recuerdos? La sensibilidad que tenemos para percibir los olores, unida a nuestra capacidad de asociación, hace de nuestro olfato un enlace directo con nuestra memoria. El olor del pan de una panadería que nos da hambre, el olor del cloro que nos recuerda al verano, el olor del café que nos recuerda al desayuno o al trabajo y así una infinidad de asociaciones entre olores y recuerdos. Los aquí citados son algunas asociaciones generales, no obstante cada persona crea sus propias asociaciones, como por ejemplo el olor de un detergente puede recordar a la propia infancia si es el que la persona usaba entonces.
Lo que queda claro es que existen determinados olores que pueden desencadenar recuerdos muy específicos que afectan a lo que sentimos por ese olor. Del mismo modo, la propia experiencia personal puede cambiar el sentimiento asociado a ese olor en particular. Los olores tienen un componente emocional.
Algunas curiosidades sobre el sentido del olfato
El sentido del olfato nos permite también apreciar el olor de los cuerpos. No obstante, no todos los cuerpos poseen este olor. Así podemos diferenciar los cuerpos odoríferos (que emiten olor) de los inodoros (que no emiten olor). Para que un cuerpo emita olor es necesario que emita pequeñas partículas volátiles que son las que penetran en nuestro sistema olfatorio. Teniendo en cuenta eso, cuantas más partículas emita el cuerpo más intenso será el olor.
Trastornos del olfato
Podemos encontrar algunas enfermedades que afectan de forma directa al olfato siendo éste un síntoma propio de la misma. Algunos ejemplos son los siguientes:
- Anosmia: pérdida total o parcial del sentido del olfato (de forma permanente o por un tiempo).
- Hiposmia: Sentido del olfato reducido.
- Hiperosmia: Sentido del olfato muy sensible.
- Parosmia: Provoca que las personas interpreten mal un olor, detectando como algo desagradable olores neutros o agradables.
- Fantosmia: Es una especie de alucinación olfativa por la cual las personas detectan un olor a pesar de estar ausente. Detectan olores que no están en ese momento.
El sentido del olfato permite incrementar la capacidad para percibir los sabores, por lo que muchas personas que pierden el olfato, se quejan de que también pierden el sentido del gusto. Aunque en la mayor parte de los casos si que pueden diferenciar sabores como el dulce, salado, amargo, agrio…
¿Qué causa los trastornos del olfato?
Las causas de los trastornos del olfato pueden ser variadas. La pérdida del olfato puede suceder debido a afecciones que dificultan la llegada de aire a los receptores olfativos localizados en la parte alta de la nariz, o debido a una lesión o pérdida de dichos receptores. La pérdida de olfato no tiene por qué ser grave, aunque en algunos casos puede ser un síntoma de otros trastornos en el sistema nervioso.
- Es bastante frecuente que se presente una pérdida temporal del sentido del olfato debido a algún resfriado común, pólipos, la rinitis alérgica, infecciones de las vías respiratorias, sinusitis…
- Puede darse una pérdida normal del olfato a causa del envejecimiento.
- Fumar también puede afectar a nuestro olfato.
- Traumatismos o lesiones en la cabeza, cirugía sinusual o craneal…
- Alteraciones hormonales.
- La exposición a algunos productos químicos como pueden ser disolventes o insecticidas puede afectar negativamente a nuestra capacidad de olfativa.
- Algunos medicamentos cambian o minimizan nuestra capacidad para percibir olores (antibióticos, antihistamínicos, anfetaminas, nafazolina, estrógenos, fenotiazinas, uso continuado de descongestionantes nasales, reserpina, etc…)
- El tratamiento de radioterapia que suele aplicarse en casos de cáncer de cuello o cabeza.
- Otros trastornos del sistema nervioso como puede ser la enfermedad de Alzheimer o Parkinson.
Mario es redactor especializado en contenidos sobre psicología social y neuropsicología. Apasionado por el estudio del cerebro y su interacción con el ambiente. Investiga los aspectos más curiosos del cerebro humano, acerca recursos clínicos a un público no especializado, buscando siempre inspirar y ayudar.