Todo sobre el Optimismo. ¿Qué significa ser una persona optimista?

¿Sueles ver el vaso siempre medio lleno? ¿Tienes confianza en que las cosas saldrán bien?¿Ves el lado positivo de todas las situaciones? Enhorabuena, eres un optimista. Pero ¿qué es exactamente el optimismo?, ¿cuáles son sus ventajas?, ¿y sus desventajas? ¿Cómo podemos ser más optimistas? Ejemplos, frases, ejercicios y técnicas ¿Se puede transmitir el optimismo a los niños? Descúbrelo todo en esta guía completa. Si tienes cualquier pregunta o duda, ¡puedes dejarnos tu comentario abajo y te responderemos!

Optimismo ¿Cómo son las personas optimistas? - Una guía
Optimismo ¿Cómo son las personas optimistas? – Una guía

Tabla de contenidos

¿Qué es ser optimista? Definición, concepto y significado

El optimismo se puede definir como una forma de pensamiento positivo que incluye la creencia de que eres responsable de tu propia felicidad, y que te van a pasar más cosas buenas que malas. Los optimistas creen que los eventos negativos son raros y que no es su culpa si algo malo les ocurre, es algo externo.

Por ejemplo una chica optimista cuyo novio ha roto con ella no se culpa a sí misma, sino que cree que esa relación no tenía futuro. Las personas optimistas tienden a centrarse en los aspectos positivos de las cosas más que los negativos. Lo contrario sería el pesimismo.

Tipos de optimismo

Sonja Lyubomirsky distingue tres tipos de optimismo:

  • Gran optimismo:he Es un sentimiento amplio de que las cosas van a ir bien y que es un buen momento para estar vivo. 
  • Optimismo menor: El optimismo trata sobre circunstancias específicas del día a día (aprobarás el examen o llegarás a tiempo al trabajo).
  • Optimismo muy pequeño: Es el optimismo menos positivo pero sigue siendo tranquilizador. Es tener la creencia que superarás este día o este año.

Aunque se hable de que el optimismo es algo concreto, es posible también ser optimista en ciertos aspectos de la vida y pesimista en otros. Puedes sentirte seguro acerca de tu carrera laboral pero menos esperanzado acerca de tus relaciones. Te sientes preparado para hoy pero no para el futuro, o viceversa.

También es posible tener etapas de la vida más optimistas que otras, y determinadas circunstancias puede disparar el optimismo o el pesimismo. Aunque cada uno tiende hacia un lado u otro, no  es algo totalmente estable y fijado y puede aprenderse, como veremos más adelante.

¿Eres optimista? ¿Qué significa ser una persona optimista?

Elaine Fox habla de un optimismo disposicional, es decir, algo así como un rasgo de personalidad. Este tipo de optimismo incluye habilidades como la aceptación, la flexibilidad y la superación. 

Los pesimistas ven los problemas como contratiempos más que oportunidades. Los optimistas están alerta a cualquier oportunidad que les surge. El optimismo disposicional no trata sólo de ser feliz y alegre; es más sobre tener una esperanza genuina por el futuro, la creencia de que las cosas saldrán bien, y una fe inquebrantable de que podemos manejar todo lo que la vida nos depare. Según esta autora, los optimistas no son ingenuos, no es que crean que nada puede salir mal. Están convencidos de que lo pueden manejar. Tienen una tendencia natural a aceptar el mundo tal y como es, pero creen que la forma en que lidias con las cosas determina quien eres.

Una parte importante de esta idea de optimismo es la creencia de control. Sentir que no hay esperanza en el futuro puede hacer a las personas pesimistas pasivas, ya que nada de lo que hagan va a funcionar. Por el contrario, los optimistas creen que sus acciones importan y que tienen influencia en lo que ocurre.

Según Fox el optimismo es más que sentirse bien, es tener una vida significativa, desarrollar resiliencia y sentirse con control. Esto encaja con la investigación psicológica que sugiereque los beneficioes del optismo provienen de la habilidad para aceptar tanto lo bueno como lo malo, y prepararse para trabajar de forma persistente para conseguir lo que queremos de la vida. Los optimistas realistas, que serían los verdaderos optimistas, no creen que las cosas buenas vengan simplemente por tener pensamientos felices o positivos. Creen, por el contrario que tienen control sobre sus destinos.

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Diferencia entre optimismo y positivismo ¿Una actitud positiva es igual que ser optimista?

¿En qué se diferencia el optimismo del positivismo o de la actitud positiva? Esto depende mucho de la definición que demos del optimismo.

Si el optimismo es la idea de que todo va a salir bien, puede resultar que la persona sea pillada por sorpresa y no se haya preparado para la situación. El pensamiento o la actitud positiva reconoce que los problemas pueden ocurrir, que las cosas no salen bien automáticamente. Acepta las posibilidades y busca soluciones sin la asunción de que todo sale bien por que sí.

Si tomamos la definición de Elaine Fox, no habría ninguna diferencia.

Características de las personas optimistas ¿Cómo son?

– Las personas optimistas son más resilientes

Los optimistas tienden a recuperarse de las experiencias dolorosas más rápido que las personas pesimistas.

– Lo intentan más

Los optimistas tienen una actitud esperanzadora que les ayuda a perseverar ante las dificultades, seguros de que en algún momento saldrá bien.

– Hacen más ejercicio

Los optimistas tienden a ser más proactivos en lo que se refieren a la promoción de la salud. Esto puede ser tanto causa como consecuencia del optimismo: El optimismo les hace cuidarse más o el ejercicio físico les hace sentir bien y ser más optimistas.

– Perdonan más fácilmente

Las personas optimistas suelen perdonar con más facilidad, en lugar de tomarse las cosas personalmente, van a buscar otras posibles causas de esa conducta que les ha dañado. Van a tomar una mayor y más empática perspectiva.

– Son menos obsesivas

Los optimistas tienden a tener menos patrones de pensamiento no productivos. Se preocupan menos por lo negativo. Según un estudio, el optimismo y las expectativas positivas contribuye a nuestro bienestar. Por tanto, si nos sentimos bien es menos probable que rumiemos consecuencias y juicios negativos.

– Tienen menos estrés

Según un estudio las personas optimistas tienen menos niveles de cortisol, la hormona del estrés, gracias, en parte, a que tienden a no preocuparse demasiado.

– Duermen mejor

Las personas optimistas suelen dormir mejor, pues la ausencia de preocupación y estrés favorece un mejor descanso, ya que no le dan vueltas a las cosas antes de dormir. Esto puede explicar por qué las personas con insomnio puntúan bajo en una escala de optimismo, comparado con aquellos que duermen regularmente 7 u 8 horas, según este estudio. Aunque, como antes, es posible que la actitud positiva o negativa ante la vida pueda deberse a la cantidad de descanso que se tenga. Si has descansado bien, es más probable que te sientas mejor y tengas una perspectiva positiva de la vida. Por tanto, puede ser tanto causa como consecuencia.

– Son más agradecidos

Según un estudio, la gratitud se relaciona con el optimismo. La mentalidad optimista les conduce a apreciar lo que tienen.

– Son más altruistas

¿Por qué ser altruistas y caritativos si no creyéramos que podemos hacer del mundo un lugar mejor? Las personas optimistas esperan que las buenas obras tengan repercusiones positivas en el mundo.

optimista
¿Cómo son las personas optimistas?

Diferencias entre las personas optimistas y las pesimistas

Según Seligman, padre de la psicología positiva, la mayor diferencia entre actitudes proviene de la conversación que la gente tiene consigo misma.

Los pesimistas ven los acontecimientos negativos como parte de un estado negativo permanente del mundo. Es decir, lo mal ocurre por causas universales y lo bueno por factores específicos. El optimista piensa lo contrario.

Seligman también apunta que otra diferencia clave es en cómo los pesimistas internalizan la responsabilidad de las cosas malas que ocurren en su vida. Piensan que es su culpa, considerándose “inútiles, sin talento y desagradables”. Las personas optimistas tenderán a externalizar la culpa o situarán la responsabilidad fuera de ellos.

¿Cuáles son las ventajas de ser optimista?

¿Por qué deberíamos ser optimistas? ¿Por qué es bueno el optimismo?

Como hemos visto previamente el optimismo nos aporta muchos beneficios:

  • Algunos estudios sugieren que el optimismo se relaciona con mejor salud cardiovascular y menor riesgo de rehospitalización tras intervenciones médicas cardiovasculares.
  • Estrategias eficaces para manejar el estrés.
  • Según este estudio, tienen mejores relaciones sociales, en parte porque trabajan más en ellas.
  • Son más persistentes en conseguir sus metas.
  • Y como hemos dicho antes, más resiliencia, menos preocupación y por consiguiente más salud mental, descanso…

Desventajas del optimismo

Aunque hemos numerado algunos beneficios del optimismo no está claro que sea una estrategia exenta de puntos débiles.

La mayoría de los estudios acerca del optimismo y sus beneficios son correlacionales, es decir, que encuentran una relación entre salud física y mental y optimismo. Pero eso no quiere decir que ser optimista nos proteja de enfermedades y trastornos. Tampoco dice lo contrario. Es solo una relación que puede ir en cualquier dirección.

¿No es lógico pensar que si tengo buena salud, tengo experiencias positivas, he tenido “suerte” en la vida, voy a tener la esperanza de que todo vaya a seguir así? En cambio si he tenido mala suerte, he tenido enfermedades, pérdidas, problemas económicos… ¿no es lógico tener cierta desesperanza?

Ante estrés prolongado el optimismo no es eficaz

Según este estudio hay resultados contradictorios en la investigación sobre optimismo. Algunos estudios encuentran ventajas en salud y otros no. Han encontrado, además, que el optimismo puede tener influencias tanto positivas como negativas en el sistema inmune. Cuando los estresores eran breves el optimismo era protector contra los efectos de estos estresores. Pero cuando eran prolongados (más de una semana) las personas optimistas eran más vulnerables a ese estrés, al contrario que las personas pesimistas.

Una explicación a esto es que los estresores persistentes e incontrolables violan las expectativas de los optimistas de que pueden eliminar o controlar sus estresores, lo que lleva a malestar, a poder presentar síntomas de ansiedad y disminución de los parámetros inmunológicos.

Y es que el optimismo conlleva un coste fisiológico e inmunitario ante determinadas circunstancias.

Se asocia al narcisismo

Según este estudio, ilusiones optimistas de desempeño es más probable que se asocien al narcisismo que a la salud mental. Los narcisistas van a tener un visión inflada de sí mismos y sus capacidades. Estaríamos hablando de un optimismo ingenuo o irreal, y no del optimismo “realista” del que hablábamos al principio.

El sesgo del optimismo

El optimismo puede traer consigo el sesgo optimista, que nos hace creer que tenemos más suerte y es menos probable que experimentemos situaciones negativas que el resto de personas. Esto es por lo que asumimos que “nada malo me va a pasar”. Este sesgo cognitivo nos afecta a la mayoría de nosotros, (algunos estudios estiman que cerca del 80% de las personas lo tienen) y puede ayudarnos a vivir más y más sanos.

Sin embargo, no siempre es buena esa positividad, especialmente cuando no está garantizada.

En el siguiente vídeo, la neurocientífica Tali Sharot nos cuenta qué es este sesgo y las posibles consecuencias peligrosas. ¡Activa los subtítulos!

En la investigación de Sharot se ha encontrado que nuestros cerebros están diseñados para el optimismo. Midiendo la actividad cerebral, ha visto que el cerebro responde mejor hacia información positiva y deseable y que no lograba integrar las malas noticias acerca del futuro. Cobra sentido el por qué a menudo ignoramos signos de alarma o advertencias.

Según este estudio, es posible convertirse en pesimista debido a las expectativas demasiado optimistas. Esperar mucho de uno mismo puede llevar a metas que no podemos conseguir y estados deprimidos como consecuencia. Una persona en esta condición no se va a beneficiar necesariamente de un optimismo sin límites, sino de metas realistas que puedan conseguirse.

La dictadura del optimismo

El optimismo a veces se confunde con esas frases positivas que pueblan agendas, cuadernos, tazas, imágenes en redes sociales… y que parece la dictadura del optimismo. Parece que si estamos mal es nuestra culpa porque no logramos ver el lado bueno de las cosas.

Frases optimistas como “hoy puede ser un buen día para ser feliz” “Puedes con todo”, etc. son frases que tienen la mejor de las intenciones pero pueden hacer mucho daño. ¿Qué pasa si tengo un mal día? ¿Qué pasa si me siento mal? ¿Hay algo malo en mi? La gente parece tan feliz en las redes sociales que si estoy triste debo ser un bicho raro. 

No eres un bicho raro, es normal sentirse triste. Lo que no es normal es sentirse feliz todo el tiempo. Tienes un mal día, pues tienes todo el derecho a estar enfadado, triste, frustrado. Y no pasa absolutamente nada. La tristeza es una emoción normal y necesaria, que no nos gusta sentir, pero que no nos queda otro remedio.

Está bien ser optimista, pero no nos obsesionemos si no conseguimos verle el lado positivo a esa situación difícil. A veces no hay un lado positivo, y tenemos que aceptarlo y seguir hacia delante.  

En el siguiente vídeo Alberto Soler nos habla de los límites del optimismo.

¿Cómo ser más optimistas? ¿Se puede ejercitar el optimismo?

¿Cómo podemos ser mas optimistas? Aunque el optimismo es disposicional, es decir, cada uno nace con una predisposición a ser más o menos optimista, sí puede aprenderse y ejercitarse.

Y, aunque hayamos hablado de los aspectos negativos del optimismo, el optimismo realista puede ser una buena estrategia ante las adversidades. Para mi, ese optimismo realista (o meramente realismo) sería tener una visión de uno mismo equilibrada, con fortalezas y debilidades, conociendo nuestros límites y capacidades, conocer y aceptar que la vida implica alegrías y decepciones, conocer nuestra capacidad para modificar ciertos aspectos de nuestra vida y aceptar aquello que no podemos modificar, no esperar automáticamente lo negativo de los demás o del mundo, pero tampoco pensar que lo bueno vendrá solo y buscar activamente soluciones a los problemas.

1. Reconoce tu negatividad

Escucha lo que dices y lo que te dices a ti mismo y cómo de negativo es. Rastrea tus pensamientos diariamente y reconoce esas asunciones y conclusiones negativas. Puede ser de mucha utilidad escribirlas en un papel o en una nota en el móvil.

2. Piensa alternativas

Cuando te encuentres diciendo algo negativo piensa en un pensamiento alternativo que sea más positivo o más realista. Puedes también hacer dos columnas en un papel, en una los pensamientos negativos que tienes habitualmente y en la otra un pensamiento alternativo. Por ejemplo si piensas: “Voy a suspender el examen” puedes pensar “¡Yo puedo! Me va a salir bien” o “Me he preparado bien para este examen, voy a hacerlo lo mejor que pueda”.

Al principio puede que esas alternativas no suenen ciertas, o no nos las creamos.Pero a medida que las vayamos repitiendo, irán sonando más ciertas.

3. ¿Qué de cierto hay en ese pensamiento?

Cuando identifiques un pensamiento y lo apuntes, puedes probar a escribir la evidencia que apoya ese pensamiento y la evidencia en contra. Puede que te sea fácil encontrar la evidencia a favor y te cueste mucho encontrar evidencia que lo contradiga, pero con la práctica cada vez será más sencillo.

4. Busca los aspectos positivos de las situaciones

Por ejemplo, tu equipo favorito ha perdido el partido, pero al menos has podido verlo con tus amigos y has tenido una buena cena. Has perdido tu trabajo pero eso te da la oportunidad de encontrar un trabajo mejor, o reciclarte profesionalmente.

La mayoría de situaciones tienen una cara negativa y una cara positiva. Podemos mirar las cosas como oportunidades en lugar de derrotas.

5. Piensa en alguien que tenga una actitud optimista

Pregúntate qué te diría o pensaría esa persona en esa situación concreta. Intenta hacer tuyo ese pensamiento. También es útil rodearte de gente optimista, que te ayude a verle esa cara positiva a las situaciones, que te de otra perspectiva.

6. Da feedback positivo a los demás

Incluso si alguien ha hecho algo mal, seguro que hay algunos aspectos positivos. Si puedes encontrarlo, tu vista del resultado será positiva y la otra persona tendrá animos para continuar. Por ejemplo: “Te ha salido mal, pero ahora sabes qué tienes que hacer para que te salga mejor la próxima vez”

7. Date feedback positivo a ti mismo

Date cuenta cuando dices “cualquiera podría haberlo hecho”, “No ha sido nada especial” “Es porque tuve suerte”. Todas esas afirmaciones minimizan tu logro, externalizan la responsabilidad. Las personas inseguras y pesimistas a menudo se sienten incómodas recibiendo cumplidos, incluso de sí mismos. Reconoce tus fortalezas. Maneja la ansiedad y simplemente di gracias si alguien te da feedback positivo, incluso si viene de ti.

8. Identifica la función del pesimismo

¿Cuál es la función del pesimismo? ¿Te protege de la decepción? ¿Te ayuda a no ser herido? ¿Crees que te ayuda a prepararte para posibles desafíos? A menudo pensamos que el pesimismo y la preocupación nos ayudan, pero no es cierto. Nos sirven para anticipar resultados negativos, con lo cual nos hace sentir mal por algo que no ha sucedido y realmente no es seguro que pase. Y si al final pasa eso que preevemos, lo hemos pasado mal el doble de tiempo.

Haz experimentos para ver que función cumple ese pesimismo. ¿Nunca te sientes herido o decepcionado? ¿Siempre estás preparado para nuevos desafíos? Si la respuesta es no, significa que la negatividad y la preocupación no te está funcionando.

9. Prueba cómo se siente al ser optimista

Pruébalo igual que te pruebas unos zapatos nuevos. Igual te sientes un poco raro al principio, pero con la práctica te irá sintiendo más cómodo.

10. No te sientas culpable por no ser optimista

No te sientas culpable por no ser optimista todo el tiempo y en todas las situaciones. El optimismo está bien, pero no te fuerces a ser optimista. A veces lograremos ver lo positivo y otras veces no, a veces tendremos esperanza de futuro y otras veces tendremos menos. Va a depender mucho de las circunstancias de cada uno. Lo importante es intentar disminuir esa negatividad que a veces nos hunde.

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Optimismo en los niños

¿Por qué es importante enseñar a los niños a ser optimistas?

El optimismo en los niños trae los mismos beneficios que hemos comentado para los adultos y les ayuda a ser más resilientes, es menos probable que se rindan cuando encuentran obstáculos

Ejercicios y actividades para fomentar el optimismo en los niños

¿Cómo podemos trabajar el optimismo en los niños?

1. Mantén la calma

Si tu hijo viene con una nota baja en matemáticas, en lugar de enfadarte y verlo como un gran fracaso, ten una perspectiva más positiva. Es importante que tu mismo trabajes en tu optimismo para ser un buen modelo a seguir para tu hijo.

2. Habla acerca de los detalles de la situación

Analiza con tu hijo qué ha podido ir mal y no saltes a las conclusiones. Así ayudarás mejor a tu hijo. Dile “¿Qué crees que ha podido pasar para que te saliera mal el examen?”  le ayudará a que encuentre soluciones.

3. Hablad sobre emociones

Expresar sentimientos de vergüenza o tristeza y recibir tu apoyo le va a dar fuerza para actuar. Valida sus emociones y oriéntale a soluciones y formas de encontrar alivio.

4. Utiliza frases para calmarlo

Cuando te encuentres con sus miedos, además de validarlo (“Entiendo que te sientas así”, “Es normal…”) aporta palabras de ánimo, como “Se va a solucionar,” “Puedes lograrlo” “Si no te sale bien, no pasa nada”. Tu hijo internalizará esas frases y será capaz de calmarse en momentos difíciles.

5. Anima a tu hijo a resolver los problemas

Hemos insistido en esto, pero es importante que aprenda a resolver sus propias cuestiones. En lugar de decirle lo que tiene que hacer, pregúntale primero qué se le ocurre a él. Dale tiempo para pensar y sólo cuando no se le ocurra nada, aporta tus sugerencias. Puede sorprenderte las ideas que se les ocurren.

6. Comunica tu confianza en él

Si estás calmado y buscas con tu hijo soluciones mientras le recuerdas que es valioso y capaz, vas a transmitirle confianza y seguridad. Tu confianza en él aumenta su autoestima, clave en el optimismo.

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