Hiperactividad infantil: Qué es, causas, cómo educar a un niño hiperactivo y mucho más

 En ocasiones encontramos en el aula niños “desobedientes” e inquietos, que apenas dejan que la clase de desarrolle sin interrupciones y que además presentan fracaso escolar. No logran adaptarse al grupo de iguales de forma adecuada, ni hacen amigos con facilidad. En casa son hijos indisciplinados, que hacen caso omiso a las normas estipuladas por sus padres y parecen estar siempre con la cabeza en la luna. ¿Qué hay detrás de estos casos? ¿Indisciplina o hiperactividad? ¿Cómo debemos afrontarlos? Una completa guía sobre la hiperactividad infantil: qué es, características de los niños hiperactivos, causas, diagnóstico, tratamiento y educación, etc..

hiperactividad infantil: Una guía últil

hiperactividad infantil: Una guía últil

Niños hiperactivos ¿Qué es la hiperactividad infantil?

La hiperactividad infantil es un trastorno de la conducta caracterizado principalmente por la presencia de comportamientos inquietos y una notable falta de atención. Se manifiesta a través de comportamientos automáticos, poco adaptativos, con importantes implicaciones en distintos ámbitos de la vida de quienes lo padecen.

Los niños hiperactivos emiten acciones excesivamente espontáneas, que no pasan desapercibidas, ya que les resulta especialmente difícil seguir instrucciones o posponer comportamientos poco oportunos. La acciones que implican una atención sostenida y una predisposición calmada generan en ellos una tensión que no pueden reprimir.

Muchas de las actividades cotidianas en las que participan los niños exigen un alto nivel de sosiego. Las rutinas infantiles demandan distintos compromisos desde edades tempranas y la organización de nuestro sistema educativo suele imponerle exigencias poco adaptadas a sus necesidades. Por otro lado, las familias con hijos hiperactivos ven a la larga afectado su  temperamento, agotadas por sus incansables intervenciones. Es en este punto, cuando el problema se complica, afectando a la conducta del niño de forma severa.

Características de los niños hiperactivos

No todos los niños que padecen hiperactividad manifiestan las mismas características. No debemos olvidar que es fundamental abordar cada caso de manera individualizada, para poder así ofrecer a cada uno el soporte mas adaptado a sus necesidades. No obstante, existen distintas características comunes en la mayoría de los casos. ¿Cuáles son las características de la hiperactividad infantil?

  • Los niños hiperactivos suelen ver deteriorada su capacidad atencional. Se distraen habitualmente con estímulos irrelevantes del contexto y les cuesta mantener la atención sostenida en actividades que requieren de un moderado esfuerzo atencional.
  • Los niños hiperactivos son bastante impulsivos, encuentran dificultad para controlar sus interacciones y adecuarlas a distintos contextos. Con frecuencia responden de forma fugaz, antes de reflexionar; son incapaces de no compartir en voz alta sus primeros pensamientos. Son impacientes y provocan continuas interrupciones.
  • Su inquietud y falta de atención afectan gravemente el ámbito académico del niño hiperactivo, y en ocasiones también sus relaciones personales. Esto tiene un impacto importante en la autoestima. Los niños hiperactivos suelen desarrollar baja autoestima al ser incapaces de igualar conductas de sus iguales, que les son demandas constantemente.
  • Los niños hiperactivos demuestran una excesiva actividad motora; movimientos agitados no previstos, que no pueden controlar aunque reciban instrucciones precisas para ello.

¿Cuáles son las causas que provocan la hiperactividad infantil?

Una de las causas más abordadas actualmente es el trastorno por déficit de atención –TDA-. Su origen orgánico se atribuye a la producción desequilibrada de dos neurotransmisores: dopamina y adrenalina; que genera una disfunción a nivel cerebral. Cuando este trastorno se manifiesta acompañado de conductas hiperactivas hablamos de TDA-H, trastorno por déficit de atención e hiperactividad.

No obstante, existen múltiples causas no científicas que parecen generar conductas hiperactivas en los más pequeños. Una inadecuado estilo educativo por parte de los padres o cuidadores principales del niño puede tener graves consecuencias. Generalmente, los niños manifiestan de forma natural cierta “hiperactividad” en comparación con el dinamismo adulto. Los padres deben canalizar esta inquietud, ayudarles a madurar y forjar su propia personalidad. No obstante, no deben olvidar que son niños; su excitación por experimentar y conocer el mundo no solo es natural, sino que además es muy positiva. Existen ciertos estilos educativos que van a favorecer el desarrollo de una personalidad hiperactiva:

  • Los padres con un estilo educativo autoritario imponen normas rígidas y poco justificadas. Cuando estas no se llevan a cabo, acuden de forma frecuente al castigo, y no al diálogo. Demuestran poco afecto, lo que suele deteriorar el vínculo afectivo familiar. Los niños con padres autoritarios no saben exactamente las razones por las que tienen que comportarse de una manera o de otra, pero viven intimidados por las posibles consecuencias de sus actos. Suelen ser obedientes y disciplinados; tienden a respetar los límites a los que están habituados. No obstante, a largo plazo, la presión que han soportado durante su desarrollo puede afectar su personalidad, provocando en ellos impulsos de cólera; una hiperactividad defensiva.
  • En el polo opuesto encontramos el estilo educativo permisivo. En este caso los padres están poco presentes en la educación de los niños. Les prestan poca atención o incluso tienden a delegar su rol parental en otras personas. En consecuencia, los niños no adquieren un patrón claro de conducta. Se agitan ante situaciones novedosas, ya que no tienen a quien acudir para aprender como afrontarlas. La falta de límites genera en ellos inseguridad y una déficit en su capacidad para anticipar las consecuencias de sus actos. Además, las fuertes carencias afectivas que produce la educación permisiva genera en ellos una gran necesidad de despertar el interés de los demás de forma contante. Intensifican sus interacciones y comportamientos para hacerse notar, desarrollando de este modo conductas hiperactivas que buscan la admiración y reclaman la atención de quienes les rodean.
  • Por último encontramos el estilo educativo sobreprotector. Los padres que ejercen este tipo de educación sí manifiestan un alto nivel de afecto, sin embargo, sufren un gran desequilibrio en cuanto a la imposición de límites y normas. El rol parental produce en ellos mismo un alto nivel de frustración e inseguridad. En su afán por proteger a sus hijos de toda posible amenaza, imposibilitan que estos desarrollen una adecuada autonomía. Estos niños no están acostumbrados a hacer nada por sí mismos; están siempre arropados por sus padres, que toman toda decisión que debiera corresponderles. Por tanto, en su presencia pueden no manifestar su conducta ninguna alteración, sienten que todo está controlado. Sin embargo, en otros ámbitos de su vida en los que sus padres no se encuentran; se sienten inquietos, inseguros e incomodos; o por el contrario altamente excitados. Ambas respuestas generan en ellos conductas hiperactivas.

Hiperactividad infantil: Diagnóstico

El diagnóstico de la hiperactividad infantil no es fácil. La etapa infantil se caracteriza por una elevada energía y un nerviosismo natural. Las experiencias novedosas que el niño enfrenta causan en él agitación constante. Además, actualmente los niños están sometido a excesivas horas de actividades dirigidas que dejan poco tiempo para el juego libre.

Para un correcto diagnóstico de un trastorno hiperactivo será siempre necesaria una evaluación clínica por parte de un especialista en la materia; que reconozca dicho desorden y establezca un tratamiento y seguimiento adecuado. Además de la evaluación del propio paciente por parte del especialista, será fundamental la colaboración de los padres, hermanos y profesores; que podrán aportar información muy útil sobre las rutinas y conducta habitual del niño.

Actualmente, existen además programas profesionales que permiten realizar una evaluación cognitiva online. CogniFit es una herramienta neurocientífica con la que podemos medir muchos de nuestros procesos cognitivos jugando a distintos juegos mentales.  Dicha herramienta ofrece en su web una Bateria computerizada para la evaluación del TDAH cuyo uso permite a los profesionales realizar completas evaluaciones a niños con sintomatología TDAH e incluso ver que áreas cognitivas están siendo más afectadas por este trastorno.

Hiperactividad infantil: CogniFit Programa de evaluación y estimulación cognitiva

Niños Hiperactivos Evaluación CogniFit

Tratamiento niños hiperactivos

Existen distintas formas de tratar un caso de hiperactividad infantil. El apoyo psicológico es fundamental. Los niños hiperactivos ven afectada su autoestima y sufren altos niveles de frustración. Además, su falta de atención y la alta intensidad de sus intervenciones trastorna sus relaciones sociales, familiares y su desempeño académico. Existen múltiples terapias y grupos de ayuda especializados que tratan cada una de las dificultades asociadas a la hiperactividad infantil. También podemos encontrar este apoyo de forma online; Cognifit te ofrece un programa de estimulación cognitiva para niños con TDAH; un conjunto de actividades y ejercicios para trabajar la atención, la planificación, el autocontrol (inhibición), el reconocimiento de estímulos relevantes, etc…

Siempre que el profesional que siga el tratamiento lo considere necesario podemos también servirnos de un apoyo farmacológico. Existen medicamentos capaces de reducir la actividad motora hiperactiva y mejorar las capacidades atencionales de quienes los consumen. El consumo de estos tratamientos ha de llevar un seguimiento riguroso, que observe y controle sus efectos secundarios, y detecte, si fuese posible, cuando reducirlo o retirarlo.

El apoyo educativo es fundamental. Los niños hiperactivos tienen grandes dificultades para adaptarse al ritmo exigido por parte de sus colegios. Es altamente necesario que los profesionales dispongan de métodos y estrategias educativas adaptadas que logren amenizar su aprendizaje.

Es posible combinar los distintas vías expuestas. Que el niño disponga de distintas ayudas es muy positivo siempre y cuando todos los profesionales que intervengan en su tratamiento trabajen de forma conjunta y coordinada.

Educación e hiperactividad infantil

Como ya hemos mencionado, el papel de los padres o cuidadores del niño es fundamental para la correcta evolución de sus capacidades. Los padres que ejercen un estilo educativo democrático han establecido unos canales de comunicación adecuados con sus hijos. Imponen límites claros, establecidos a través del diálogo, siempre justificados. Son comprensivos, accesibles y afectivos. Los padres que ejercen este rol no confunden las carencias de su hijo con la rebeldía o desobediencia cuando no siguen sus instrucciones. Esto no supone que no respeten los límites marcados, cuando sus hijos se sobrepasan enfrentan el conflicto y reconducen su conducta.

La comprensión debe ser el principal soporte en el apoyo parental hacia un hijo con hiperactividad. Debemos comprender que existe una carencia real que produce una sintomatología específica, y no tratar de forzar a los niños para que cambien su conducta de manera radical. Por desagracia, esto no es fácil en casos de hiperactividad. Ningún padre o profesional educativo trata de obligar a un niño con autismo a relacionarse con sus iguales tal y como lo hacen los niños sin este trastorno ¿Por qué tenemos que exigir, a un niño con hiperactividad, que no se levante en clase durante dos horas seguidas? ¿Por qué requerimos que dispongan del mismo nivel atencional que otros individuos sin carencias atencionales?

Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar a un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido-

Albert Einstein.

Los niños hiperactivos no buscan intencionalmente causar distracciones o alboroto, aunque tengan una tendencia natural para causar revolución y el desorden. Es necesario que los padres y todas las personas que interactúan con el paciente comprendan a fondo sus limitaciones y las apoyen. Estas personas deben además trabajar sus niveles de frustración, fomentando su paciencia, ya que no siempre es fácil lidiar día tras día con este tipo de casos.

Existen, además de los diferentes tratamientos, muchas actividades ventajosas que mejoraran el comportamiento en niños hiperactivos. Por ejemplo, la práctica habitual de un deporte les ayudará a canalizar su energía en ejercicios productivos, que despierten su interés.

Muchas gracias por leer. Si te has quedado con alguna duda sobre la hiperactividad infantil, puedes preguntarme abajo, dejando un comentario. También te animamos a compartir tu caso o realizar alguna otra aportación.

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