¿Cuáles son las diferencias entre dislexia y discalculia?

«¿Por qué nuestro hijo no aprende? ¿Por qué no está al nivel de sus compañeros? ¿No se está esforzando o es que ocurre algo más? ¿Es grave? ¿Fracasará en sus estudios y no podremos hacer nada para evitarlo?» Son demasiadas las preguntas que le quitan el sueño a muchos padres ante el bajo rendimiento de sus hijos en el colegio. En muchas ocasiones, las respuestas las encontramos en los trastornos del aprendizaje. Los más comunes son la dislexia y la discalculia. Pero ¿cuáles son las diferencias entre dislexia y discalculia?

Diferencias entre dislexia y discalculia

Diferencias entre dislexia y discalculia

¿Qué son los trastornos del aprendizaje?

Entendemos los trastornos del aprendizaje como una agrupación de problemas que inciden de forma negativa en el rendimiento escolar, así como en el progreso y objetivos académicos. Se deben a alteraciones de los procesos cognitivos, si bien no se considera que exista baja inteligencia.

Es habitual que estas dificultades pasen inadvertidas por un tiempo, pues como afectan a ciertos ámbitos, solo se manifiestan en el aprendizaje de estos.

¿Qué factores influyen en el desarrollo de los problemas de aprendizaje?

Como ocurre en la mayoría de los trastornos de índole psicológica, se trata de fenómenos multicausales:

  • Causas neurobiológicas (factor principal).
  • Entornos con bajo nivel sociocultural.
  • Enseñanza de baja calidad.
  • Limitadas oportunidades de aprendizaje.
  • Escasa implicación parental.

En cualquier caso, estos problemas suelen aparecer generalmente en niños sin ningún retraso cognitivo o emocional, en entornos familiares saludables y con una escolarización normal.

¿Qué es la dislexia?

Se le llama dislexia al trastorno de aprendizaje que dificulta la lectura y su automatización. Se tienen dificultades para aislar sonidos, relacionarlos con sus letras y combinarlos para crear palabras, así como para el reconocimiento y procesamiento de símbolos. Además, puede tener una repercusión negativa sobre la escritura en general y las matemáticas.

Esta problemática suele evidenciarse en los primeros años escolares y la sufre entre el 5 y el 10% de los niños. En cuanto al género, es de dos niñas por cada tres niños.

¿Qué es la discalculia?

La discalculia se define como aquel problema de aprendizaje que dificulta el entendimiento de los números, de los términos matemáticos, de la aritmética básica (suma, resta, multiplicación y división) y de la geometría. También puede afectar a las capacidades viso-espaciales y de procesamiento del lenguaje.

Se estima que el 5% de los niños sufre de discalculia. La frecuencia es la misma en niñas que en niños.

Diferencias entre dislexia y discalculia: ¿Cómo diferenciamos ambos trastornos? 

La dislexia y la discalculia interfieren gravemente con el aprendizaje de quienes las padecen, pero son trastornos diferentes. La presencia de uno no implica que se desarrolle el otro. Así que, si nuestro hijo presenta dificultades para aprender, ¿cómo podemos averiguar qué le ocurre? Existen una serie de señales a las que deberemos prestar atención.

Síntomas de la dislexia

  • Dificultad para la lectura.
  • Evitación de la lectura en voz alta.
  • Dificultades de pronunciación.
  • Confusión en el orden de las letras.
  • Problemas o incapacidad para entender lo que se lee.
  • Dificultades en la memorización a simple vista de palabras conocidas.
  • En un mismo ejercicio, escritura de la misma palabra de modos distintos.
  • Deficiencias en la gramática y la ortografía.
  • Limitación en la memoria funcional (no se recuerdan los elementos de una lista, las puntuaciones de un juego, números de teléfono, etc).

Síntomas de la discalculia

  • Dificultades para aprender a contar. El niño tiende a seguir contando con los dedos a pesar de que se le hayan enseñado formas más avanzadas.
  • Limitaciones incluso en los cálculos básicos.
  • Problemas para entender términos como «mayor, menor o igual que».
  • Dificultad de comprensión de tablas y gráficos.
  • Deficiencias en el recuerdo automático de datos matemáticos.
  • Problemas en el uso de las matemáticas en la vida diaria (por ejemplo, en el cambio que le deben devolver tras haber pagado).
  • Limitación en la memoria funcional.

¿Cómo afectan la dislexia y la discalculia en las emociones y en la vida social?

Las dificultades en la lectura son un gran hándicap para que el niño se sienta integrado en clase. La vergüenza de tener que leer en voz alta y tardar más tiempo para responder las preguntas del profesor va erosionando la seguridad en sí mismo, creando una pesada sensación de inferioridad. Además, la dislexia también impide una correcta comprensión de la ironía y las bromas.

La discalculia causa un efecto parecido. Los errores y fracasos continuados con los cálculos y las matemáticas en general disminuyen la autoestima. El niño corre el riesgo de generalizar estas dificultades a otras asignaturas y poner en tela de juicio sus capacidades. Las relaciones con los compañeros también se ven afectadas, ya que es muy posible que evite aquellos deportes, juegos o actividades que impliquen el uso o cálculo de puntuaciones. Cuando la persona ya es adulta, puede causarle temor a conducir.

En ambos casos debemos tener en cuenta que, en muchas ocasiones, los niños tienden a fijar como objeto de burlas al que es diferente. No llegan a entender por qué otro niño no es capaz de llevar a cabo tareas tan habituales como distinguir entre izquierda y derecha, interpretar un reloj o leer una simple frase. Educar a nuestros hijos contra el acoso escolar es una responsabilidad fundamental, así como informar a la escuela si creemos que se está produciendo. Y si es nuestro hijo el que está sufriendo dicho acoso, además enseñarle respuestas apropiadas ante el problema.

Los trastornos de aprendizaje suelen estar relacionados con el acoso escolar

Los trastornos de aprendizaje suelen estar relacionados con el acoso escolar

¿Cuáles son los tratamientos para estos problemas de aprendizaje?

Si sospechamos que nuestro hijo padece alguno de estos trastornos, es importante contactar con un profesional. Tanto un logopeda como un psicólogo podrá abordar el problema. Aunque los enfoques serán distintos, ambos tratarán de enseñar estrategias y recursos para encarar la problemática. Por eso, un diagnóstico y tratamiento tempranos son esenciales, pues facilitan que el niño aprenda a leer, escribir, contar y todas las tareas relacionadas. En algunos casos, se añade la prescripción de psicofármacos.

Por otro lado, un tratamiento psicopedagógico precoz evitará problemas comunes como el aborrecimiento del colegio, los problemas emocionales y la desmotivación del niño. Eso sí, nunca debemos ser nosotros los que hagamos sus tareas ni echarle en cara que no se esfuerza para alcanzar el nivel de sus compañeros. Este tipo de actitudes obstaculiza en lugar de solucionar.

En cuanto a los tratamientos particulares para la dislexia, muchos se centran en la mejora de la focalización y manipulación de los sonidos del lenguaje, así como en la comprensión de la secuencia de letras y su correspondencia con los sonidos. Los específicos de discalculia están más orientados a la estimulación del pensamiento matemático.

Dislexia y discalculia: ¿cómo puede ayudar la escuela?

El colegio es un lugar en el que los niños y niñas pasan gran parte de su tiempo. Las habilidades de aprendizaje y el aprendizaje en sí mismo juegan, pues, un papel importante en el entorno escolar. Por ello, se recomienda que los profesores tomen conciencia de que un trato adaptado a los niños con este tipo de problemas puede marcar la diferencia.

Claves de ayuda para la dislexia

  • Instrucciones más simples y, si es posible, acompañadas de imágenes. Repetirlas las veces que sea necesario.
  • Actividades más cortas o divididas en tareas más pequeñas.
  • Tiempo extra para los exámenes, lectura, escritura y respuestas de preguntas en clase.
  • Facilitación de apuntes para que el niño tome menos en el aula y atienda más. Es aconsejable que estos cuenten con letras grandes.
  • Facilitación de audiolibros de acceso gratuito.
  • Enseñanza de diferentes formas de empezar a escribir las frases para responder preguntas. También es aplicable a modelos de trabajo.
  • Ofrecer la posibilidad de que el niño muestre sus conocimientos de formas alternativas a la escritura, como presentaciones orales, reportajes de vídeo, etc. Si no es posible, darle otras opciones como disponer de más espacio en el papel para sus respuestas.
  • Revisión diaria tanto de los deberes como de las destrezas que se van adquiriendo en las diferentes asignaturas.

Claves de ayuda para la discalculia

  • Uso de papel de cuadros para una escritura recta de los números y otros símbolos.
  • Uso de calculadora (siempre y cuando no se le esté evaluando de cálculos concretos).
  • Utilización de tablas de multiplicar o de otras operaciones matemáticas.
  • Utilización de listas con fórmulas matemáticas ya aprendidas.
  • Acceso a objetos manipulables con los que aprender diferentes operaciones, como bolitas de madera o monedas.
  • Separación de los ejercicios matemáticos en apartados según su temática.
  • Destacar los datos importantes y las palabras clave de los problemas matemáticos.
  • Preguntar al niño la forma en que él resolvería un problema dado.

Si nuestro hijo tiene dislexia y/o discalculia, ¿cómo podemos ayudar en casa?

Para los niños, el hogar suele ser su zona de seguridad, aquella en la que está a salvo de las hostilidades y problemas exteriores. Además de las enseñanzas propias de la maternidad y la paternidad, debemos saber que existen ciertas estrategias para ayudar a nuestros hijos si se ven afectados por estas dificultades de aprendizaje.

La escuela y la familia son vitales para el desarrollo del niño con dislexia o discalculia

La escuela y la familia son vitales para el desarrollo del niño con dislexia o discalculia

Claves de ayuda para la dislexia

  • Si el niño es pequeño, el uso de rimas y canciones es una buena alternativa para la retención en la memoria.
  • Enseñarle la existencia de audiolibros y animarle a escucharlos.
  • Animarle a leer novelas gráficas, cómics, revistas y periódicos, pues las imágenes apoyan al texto y ayudan a seguir la historia o la noticia. Lo mismo ocurre con los libros de cocina, donde además podrán practicar lo aprendido por sí mismos o en familia.
  • Leerle libros o cuentos en voz alta, en especial si son historias superiores a su nivel de lectura.
  • Echarle un vistazo a los deberes del niño en casa para revisar la ortografía y la gramática.
  • Conocer el formato de cada examen es muy útil para orientar el estudio de una u otra manera (por ejemplo, saber si será tipo test, de rellenar huecos o de espacio en blanco para escribir).
  • Organizar las sesiones de estudio y deberes con un horario personalizado según el ritmo del niño es un buen modo de reducir la frustración y ansiedad.
  • Las estrategias mnemotécnicas, en especial las visuales, le ayudarán a procesar mejor el contenido del texto que debe estudiar.

Claves de ayuda para la discalculia

  • Participar con el niño en juegos de cartas, juegos de mesa o actividades digitales donde se practiquen las habilidades matemáticas.
  • Practicar con él el conteo y cálculos sencillos con la ayuda de objetos pequeños, como garbanzos, galletas, piezas de Lego, etc.
  • Organizar los deberes de matemáticas en bloques con breves descansos entre medias.
  • Los instrumentos musicales pueden resultar de gran ayuda. Por ejemplo, se le puede pedir al niño que toque «tres grupos de cuatro notas» en un teclado, reflejadas en un papel como palitos (IIII IIII IIII). Después, se le muestra la operación matemática (en este caso, «3 x 4») y deberá resolverla.
  • El role play permite recrear situaciones. El niño tomará el papel de comprador en una tienda y deberá pagar el precio correcto, así como comprobar que las vueltas que le damos están bien. Los papeles se irán intercambiando a lo largo del juego.

Es muy importante que el niño se sienta comprendido, apoyado y acompañado en sus dificultades. Así, su desarrollo se verá favorecido y la autoestima reforzada. Recordemos que un niño no se reduce a sus capacidades matemáticas o de lectura, sino que tiene muchas más destrezas y habilidades. Ayudémosle a verlas y a potenciarlas.

Relación entre dislexia y Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)

El TDAH es el trastorno que más se asocia con la dislexia, pues también implica problemas a la hora de comprender, memorizar, leer y escribir. Se estima que de los niños con dislexia, un 33% muestran TDAH, y que de los niños con TDAH, hasta un 39% presentan dislexia. Por eso hay que tener en cuenta si se tienen ambos trastornos o solo uno de cara a elaborar y aplicar el tratamiento.

Algunas estrategias para diferenciar entre ambos trastornos

  • Mientras que en la dislexia visual se tienen errores en la lectura de palabras, de oraciones y de textos, en el TDAH tan solo se falla en los textos.
  • La dislexia visual se debe a fallos en el procesamiento léxico y, por tanto, en el acceso al significado. Por el contrario, los errores en el TDAH son producidos por dificultades atencionales e impulsividad cognitiva.

Los niños con dislexia, ante sus dificultades, también tienden a perder el interés, la concentración y a sucumbir a la distracción. Dependerá de un especialista valorar si esto es debido a la presencia del TDAH o a la consecuencia natural de la dislexia. A pesar de esto, hay que reconocer que, aunque ambos son trastornos y diagnósticos independientes, en ocasiones es difícil separarlos el uno del otro.

Otros trastornos del aprendizaje

Disgrafía

Genera problemas a la hora de convertir el lenguaje a escritura y escribirlo de forma correcta. La ortografía y la caligrafía son las grandes afectadas. También aparecen dificultades en la organización de letras, palabras y números. Diferenciamos dos tipos de disgrafía:

  • Disgrafía motriz: sujetar el lápiz de modo incorrecto, escribir muy despacio o excesivamente rápido, mantener una mala postura, etc.
  • Disgrafía específica: tamaños inadecuados de las letras, su deformidad, dejar muy poco o demasiado espacio entre palabras y cualquier otra cosa que impida la comprensión del texto.

La escritura es básica tanto en la vida diaria como en nuestro sistema de enseñanza, por lo que la disgrafía afectará a otros ámbitos de aprendizaje.

Dispraxia

En este caso, lo que se ve limitado es la organización del movimiento (qué hacer y cómo). El cerebro procesa la información con inmadurez, lo que genera una pobre transmisión posterior de los mensajes. Esto afecta al niño en los ámbitos de percepción, pensamiento y lenguaje, e incluso a otros procesos como la memoria a corto plazo o la actividad motora (por ejemplo, andar).

Dislalia

Produce la alteración de los fonemas en el habla, ya sea por ausencia o sustitución por otros. Es fuente de gran preocupación en los padres, pues la confunden con algún tipo de retraso cognitivo. Es habitual que, con el tiempo, vaya desapareciendo, aunque puede llegar a necesitar la actuación de un logopeda.

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