Dependencia emocional: Información y consejos sobre esta peligrosa adicción

“Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad.

No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie merece cargar en la espalda la responsabilidad de completar lo que nos falta”

(John Lennon)

Dependencia emocional: Una droga muy peligrosa
Dependencia emocional: Una droga muy peligrosa

¿Qué es la dependencia emocional?

La dependencia emocional es como cualquier otra dependencia a una droga, simple y llanamente. Como el que tiene una adicción al alcohol, a la cocaína, al tabaco, etc… El dependiente emocional sufre un fuerte enganche a su pareja afectiva.

Este trastorno afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque los hombres lo demuestran menos, ya sea por patrones educativos o por vergüenza, lo que generalmente les agrava el problema. Esta patología afecta a más de un 10% de la población, por lo que hay que estar alerta.

La persona que sufre dependencia emocional tiene una necesidad extrema y constante de afecto, y un miedo atroz a que su pareja le deje, al abandono o a sentirse solo. Normalmente, estas personas tienden a cubrir su necesidad de cariño con relaciones sentimentales complicadas (desadaptativas). Que las pueden llevar a descuidar el trabajo, sus amistades y hasta a distanciarse de su familia.

Esta  situación hace que la persona que sufre dependencia entre en una espiral peligrosa de la que, algunas veces, es complicado salir.

Características de un dependente emocional

Generalmente el patrón dependiente se repite con cada pareja, no es una cosa puntual. El dependiente emocional buscará parejas que le mantengan y agraven esa dependencia. Sus favoritas son las personalidades dominantes, posesivas, narcisistas, egocéntricas y desconsideradas que, en algunos casos, pueden llegar incluso hasta el maltrato físico y/o psicológico.

Aunque estas personas son conscientes de que son menospreciados por su pareja, no son capaces de abandonarla.

Caracterizada por una baja autoestima, la dependencia emocional hace que cada vez seamos más sumisos, por lo que la pareja nos pierde el respeto. Y, aunque la relación se rompa, volveremos una y otra vez.

Lo que conseguimos cuando nuestra pareja nos deja, es reafirmar ese “yo no valgo nada”, “al final siempre acaban dejándome” sin ser del todo conscientes de que realmente hemos provocado nosotros mismos ese deterioro de la relación.

Y es que, para ser emocionalmente independientes, debemos empezar por asumir la responsabilidad de nuestros propios sentimientos y pensamientos.

Las 5 fases de la dependencia emocional

1- Fase inicial de euforia

Deseamos tanto tener una pareja, que al final idealizamos a nuestro futuro “príncipe azul” o “princesa”, creándonos unas expectativas muy difíciles de cumplir.

2- Subordinación

Amamos, o mejor dicho, creemos amar tanto a nuestra pareja que todo lo que diga o haga es fantástico y no admite réplica.

3- Deterioro

Cuando llegamos a un desequilibrio insostenible en la pareja. El poder no está en absoluto armonizado, y generalmente esta fase lleva a la ruptura.

4- Ruptura con un fuerte sufrimiento asociado (Ansiedad y/o depresión)

Generalmente es cuando nos sentimos desbordados y ya familiares o amigos no pueden ayudarnos.  Es cuando recurrimos a un psicólogo o acudimos a psicoterapia.

5- Relaciones de transición

“Un clavo saca a otro clavo” Lo cumplimos a rajatabla. Entramos en una búsqueda frenética de nuevas relaciones para intentar olvidar a la anterior, porque no soportamos el sentirnos solos. Puede tratarse de una réplica exacta de nuestra pareja anterior, o por el contrario, algo totalmente opuesto.

6- Reinicio del ciclo

La última fase ocurre cuando creemos encontrar a un nuevo príncipe entre todas las ranas de la fase anterior (que probablemente tenga el mismo perfil que nuestra pareja anterior) y comenzamos otra vez.

Consecuencias de la dependencia emocional y consejos para superar cada momento

Cuando una relación termina y hemos sido dependientes emocionales en ella, podemos sufrir un auténtico calvario. Este síndrome de abstinencia (que puede durar varios meses e incluso años) puede asemejarse al trastorno mental que experimentamos al dejar el alcohol, la cocaína o diferentes tipos de drogas…

El golpe psicológico es tan brutal que podemos llegar a “rompernos” por dentro.

Pensamientos obsesivos

Durante la abstinencia de la dependencia emocional, es frecuente tener pensamientos obsesivos o recurrentes, en torno a la relación perdida y todo lo que conlleva: planes futuros, recuerdos, remordimientos por los errores que pudimos cometer…

Es habitual que tendamos a idealizar los buenos momentos vividos, y minimizar o ignorar los malos, lo que hace que esta fase sea mucho más dolorosa.

CONSEJO: Valora en “aquí y el ahora”: No pierdas tiempo pensando en cómo era tu pareja anteriormente, al principio de la relación, cómo te cuidaba… Pregúntate si en este momento te hace feliz. Y reflexiona sobre ello.

Necesidad de contacto con la ex – pareja

A pesar del sufrimiento y la humillación, hay una necesidad ilógica y lacerante de tener contacto (del tipo que sea) con la ex – pareja.

Con cualquier excusa provocamos este contacto, ya que no concebimos una ruptura definitiva y que esa persona no esté más en nuestra vida. Las redes sociales raramente nos ayudan, y la facilidad de acceso a ellas es un peligro constante para nuestra rehabilitación. Un whatsapp, comprobar si está en línea, revisar compulsivamente su Facebook….

CONSEJO: Como en cualquier otra adicción, lo ideal es cortar por lo sano, venciendo la tentación y pidiendo ayuda si es necesario. Como el fumador que durante la fase de abstinencia lucha por no fumarse un cigarro, el dependiente emocional tendrá tentativas de igual intensidad de contacto.

Si crees que vas a ser débil o no te crees capaz, borra su número, su Facebook, su Twitter y lo que sea que tenga que te pueda facilitar el contacto con esta persona.

Peligro máximo con el autoengaño, que puede manifestarse en frases como “No pasa nada por mantener una amistad…. Hemos vivido mucho juntos… Voy a llamarle a ver como está”

Craso error. Tú necesitas tu tiempo para rehabilitarte, así que déjate de engaños o manipulaciones emocionales por parte de tu ex – pareja.

Angustia, desesperación, ansiedad

Aparte de sentir una inmensa tristeza, podemos sentir una angustia extrema que nos impida concentrarnos o ser eficientes en nuestro día a día en el trabajo, relaciones sociales… poniendo en grave peligro nuestra identidad.

Son frecuentes las molestias físicas o sensaciones desagradables, como dolor de estómago, sensación de debilidad o mareo, llanto frecuente, sensación de ahogo al respirar, “nudo” en la garganta…

En algunos casos de abstinencia emocional también pueden darse ataques de ansiedad y/o ataques de pánico, e incluso sentimientos de duro desapego hacia la vida. Esto último es muy peligroso, si sientes que ese sentimiento te domina, no dudes en contactar con un profesional.

El consumo de otras drogas o abusar de las que ya consumimos también es recurrente en esta fase de la abstinencia.

CONSEJO: A veces nos cuesta mucho pedir ayuda, pero hay ocasiones en las que es necesario. Si estos sentimientos y sensaciones están empezando a interferir en tu vida diaria, contacta con un profesional. Te dará herramientas que te ayudarán a trabajar y superar esta fase.

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Angustia, desesperación, ansiedad
Intentos de retomar la relación

Aunque sea humillante y atente contra nuestra dignidad (que lo sabemos) no podemos evitarlo. Suplicaremos, prometeremos mil y un cambios a costa de que la persona vuelva con nosotros. No nos importa nuestra autoestima, ya está más que pisoteada, lo único que importa es llenar ese vacío que la persona nos ha dejado.

CONSEJO: Trabaja tu inteligencia emocional. Aprende a respetarte y a no tratar como prioridad a quien te trata como opción.

Dificultad para conciliar el sueño

Rasgo común en todos los síntomas de abstinencia. La falta de la droga provoca en nuestro cerebro una sobreexcitación que nos impide conciliar el sueño.

CONSEJO: Yo recomiendo no recurrir a somníferos o tranquilizantes, pero hay gente que no lo lleva nada bien y consume este tipo de calmantes.

El amor no es una necesidad, es una elección. Cualquier relación que bases en términos de necesidad afectiva estará irremediablemente condenada al fracaso.

Una relación de pareja sana es la que se basa en el respeto, el reconocimiento y el amor; y en un enriquecimiento mutuo en base a estos principios.

El verdadero amor no duele.

Todo lo demás no es amor.

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