13 Consejos prácticos para cuidar de un familiar tras un ictus
Consejos prácticos para cuidar de un familiar tras un ictus. Las enfermedades cerebrovasculares constituyen, en la actualidad, uno de los problemas de salud pública más importantes. La mayor preocupación de familiares y del propio paciente que ha sufrido un ictus es su vuelta a la vida normal. Enfrentarse a una nueva vida da miedo y, a veces, los familiares no saben como actuar.
Algunas veces, cuando vemos que la persona que ha sufrido un ictus le cuesta mucho trabajo realizar una tarea diaria, nos embriaga esa sensación de pena o nostalgia, y como queremos ayudarle, no le dejamos siquiera intentarlo (vestirse, asearse, comer, cocinar…) optamos por hacerlo nosotros mismos por no verle sufrir, o por echar una mano. Tranquilos, es normal, y todo el mundo inicialmente actúa así. Pero en este artículo queremos proponerte 13 consejos que te ayudarán a fomentar la independencia y recuperación del paciente tras el ictus.
Cuidar de un familiar tras un ictus
El ictus no sólo afecta a la persona que lo sufre. El paciente advierte que su vida ha sufrido un cambio radical, pero también sus familiares y amigos próximos se dan cuenta de que muchas cosas, a menudo importantes, van a cambiar en sus vidas.
La nueva situación se vive, en los primeros días, como la premonición de una pesada carga. De un cambio brutal en lo que, hasta ahora, había sido nuestra rutina. Se tienen que asumir nuevas responsabilidades que interfieren con nuestro día a día familiar, social y laboral. En ocasiones, junto con las dificultades motoras, se producen alteraciones del carácter y la convivencia se hace difícil. Todo ello contribuye a acrecentar el estrés ambiental que ya de por sí genera la propia enfermedad.
Los pacientes con un mayor grado de relación con las personas de su entorno son los que, a priori, mejores resultados pueden obtener. No obstante, es conveniente remarcar que la tarea del cuidador principal del paciente tras el ictus, especialmente si éste ha sido grave, suele ser dura, por su exigencia diaria y –fundamentalmente– por su extensión en el tiempo. Al igual que ocurre cuando se cuida a un enfermo de alzheimer, puede darse el síndrome del cuidador quemado.
Un estudio reciente realizado en España ha puesto de manifiesto que, en su mayoría, los cuidadores principales de los pacientes que han sufrido un ictus asumían de buen grado su nueva situación personal, pero después de los primeros 6 meses se sentían fatigados y percibían que su propia salud había empeorado.
Estas observaciones nos hacen recomendar el reparto proporcional de las responsabilidades y tareas implícitas en el cuidado de estas personas entre sus familiares y amigos, siempre que ello sea factible. Básicamente estamos hablando de “dejarte ayudar”. Esta estrategia contribuirá de forma importante a prevenir el desánimo, la fatiga y la desesperanza, que, inevitablemente, se transmitirían al paciente.
Consejo prácticos para cuidar de un familiar tras un ictus
1. Estimulación física y mental de tu familiar tras el ictus
Es bueno que animes a tu familiar a que realice aquella actividad en la que él/ella se vea fuerte, por ejemplo en la alimentación, aseo, vestirse, caminar, leer… Pídele que colabore, aunque al principio tengas que ayudarle en casi todo. Poco a poco él/ella realizará más tareas y necesitará menos su ayuda. Es una forma de hacerle independiente y aumentar su autoestima. ¡Ayúdale a hacer las cosas; pero… ¡no las hagas por él!
Existen programas clínicos de evaluación y estimulación cognitiva que a través de sencillos ejercicios neurocientíficos (en forma de juegos online) estimulan las habilidades mentales y funciones cerebrales de los pacientes que han sufrido un ictus.
2. Autocuidado tras el ictus
Existe la posibilidad de que nuestro familiar afectado por el ictus necesite de cuidados. Sin embargo, no debemos olvidar la importancia del autocuidado. Un cuidado excesivo del paciente podría limitar su iniciativa y esfuerzo.
Es decir, hay que cuidar, apoyar y ayudar al familiar enfermo pero debemos evitar la sobreprotección para que ellos también, si pueden, pongan de su parte. Y en cuanto al cuidador, hay que recordar cuidar de uno mismo para poder cuidar de los demás.
3. Cuidado del aseo e higiene personal tras un ictus
Es importante cuidar la higiene del nuestro familiar para evitar infecciones, especialmente si existe incontinencia urinaria o fecal, y para que el enfermo se vea mejor a sí mismo. Si es posible, la persona deberá responsabilizarse de su propia higiene. Podemos facilitar el aseo a nuestro familiar o afectado por un ictus colocando una silla para que pueda lavarse la cara, peinarse o afeitarse. Es preferible la ducha a la bañera. Puede colocarse una silla o taburete en el plato de la ducha y es conveniente colocar un asidero en la pared de la ducha o bañera que le permita agarrarse y evitar caídas. Si el enfermo no puede levantarse de la cama, se lavará con una esponja y jabón neutro, prestando especial atención en el secado de los pliegues de la piel, ya que la humedad favorece el crecimiento de bacterias y hongos.
4. Consejos para ayudar a vestirse a un familiar tras un ictus
Uno de los objetivos para aumentar la independencia del paciente es que deberá ponerse por sí mismo todas las prendas que le sea posible, reservando la ayuda del cuidador para todo aquello que no pueda realizar.
Mi consejo:
- Sustituir los botones por tiras de velcro, así por un lado evitamos la frustración por no poder abrochar los botones y ganamos tiempo.
- Al principio, es mejor utilizar prendas de vestir holgadas y prácticas, tipo prendas deportivas. A la hora de vestirse se empezará siempre por la extremidad afectada y, cuando haya que desvestir, se hará al revés.
- Se pueden utilizar un calzador de mango largo para ponerse los zapatos, que deben ser cómodos y cerrados para que el pie esté sujeto.
- Si nuestro familiar está todavía en la cama y no puede ponerse los pantalones, se meterán las piernas con el pantalón recogido y después el paciente o el cuidador completarán la operación estirando hacia arriba mientras nuestro familiar (si puede) ayuda levantando las nalgas mientras se apoya con la espalda y los talones en la cama.
5. Alimentación e hidratación de un familiar que ha sufrido un ictus
Una dieta equilibrada, con aporte calórico y proteico suficiente y una buena hidratación son fundamentales para un buen estado de salud para nuestro familiar. La mala nutrición es un problema frecuente y predispone a úlceras cutáneas, edemas y disminución de las defensas, lo que puede contribuir a contraer infecciones. Si nuestro familiar traga correctamente se le debe administrar una dieta parecida a la habitual. Los alimentos ricos en fibras deben tenerse en cuenta para evitar el estreñimiento.
Si el paciente se puede alimentar por vía oral (boca), pero no traga correctamente es conveniente que sigas estos consejos:
- Modificar la consistencia de la comida, es decir, triturar toda la comida, y poco a poco ir cambiando la textura conforme nuestro familiar vaya mejorando.
- Si la disfagia (dificultad para tragar) es a líquidos, espesar los líquidos con espesantes especiales o con maicena, papillas, gelatinas. Primero se recupera la deglución de alimentos sólidos y al final la de los líquidos.
- Mantener una posición correcta. La persona debe estar sentada, la comida se debe dar por la parte de la boca no afectada y a veces es conveniente bajar la barbilla para deglutir.
- Dar pequeñas raciones lentamente y con frecuencia. Esto evitará que la persona se canse.
- Estimular el reflejo de la deglución. Puede hacerse administrando comidas frías, salvo si a la persona los alimentos fríos le desencadenasen espasmos musculares.
- Si se atraganta, consultar siempre, nunca forzarlo.
Te muestro unos ejemplo de alimentos que a tu familiar le irán genial y no le supondrán dificultad a la hora de tragar: Crema de verduras espesas, puré de frutas, yogur, natillas, flan, huevos revueltos, sopas espesas de sémola, carne molida, pescados suaves.
6. Consejos para recuperar la vida social tras el ictus
Tras un ictus una de las mayores dificultades y esfuerzos a los que se enfrentan no sólo los familiares del afectado por un ictus, sino también sus familiares es la vuelta a su vida social. No permitas que el ictus cambie vuestra completamente.
Está demostrado que una vida social activa mejora el estado psicológico del paciente y favorece la recuperación.
El cuidador también debe mantener sus contactos sociales, ya que será una buena manera de evadirse. Aunque la vida social es algo muy personal y casi siempre es responsabilidad de uno mismo, es posible que necesiten consejo o información en cuanto a qué vida social es la más adecuada para su caso o para buscar alternativas sociales y de cuidado.
Es normal que estés pensando, ¿cómo voy a tener vida social si no puedo dejar a mi familiar solo? O ¿cómo vamos a salir, si no tenemos ascensor?. Es aquí donde hay que plantear alternativas, si no pueden salir a la calle por determinados motivos, plantea por ejemplo, una vida social en casa, dile a tus amistades que vengan a casa, organiza cenas, haz ejercicio en casa. Párate a pensar qué cambios se han producido en tu vida social y qué posibilidades tienes de mejorarla.
7. Movilización postural de los pacientes tras un ictus
La mejor manera de evitar las malas posturas de pies y tobillos es ayudarse de cojines para mantenerlos en un ángulo correcto. Con los cojines también aligeraremos el contacto del cuerpo sobre la cama y evitaremos la aparición de úlceras por presión.
Es recomendable que hagas cambios posturales cada tres o cuatro horas en una cama bien acondicionada con cojines, preferentemente en la posición de decúbito lateral. En la imagen podrás ver los pasos a seguir.
En general, siempre que tengamos que hacer algún tipo de movilización, o sencillamente nos tengamos que dirigir a una persona que ha sufrido un ictus, conviene hacerlo por el lado pléjico (por decirlo de alguna manera “el lado malo o afectado”), con la finalidad de estimular al máximo las conexiones en esa zona. Si le hemos de ayudar a levantarse o caminar conviene hacerlo por el lado afectado, evitando siempre cogerlo y estirarle del brazo.
8. Comunicación con la persona que presenta dificultades en el lenguaje
Puede ocurrir que nuestro familiar debido al ictus haya sufrido secuelas en el lenguaje y tenga problemas para producir y comprender el lenguaje. Este tipo de situaciones en las que no entendemos a nuestro familiar y él/ella se siente impotente pues no puede ser comprendido crean muchas problemas y quebraderos de cabeza a los familiares. Por ello te expongo unos consejos prácticos para mejorar la comunicación con una persona que presenta dificultades de habla tras el ictus:
- Llamar la atención de nuestro familiar afectado cuando queramos comunicarle alguna cosa.
- Utilizaremos frases sencillas, simples y cortas, le hablaremos en un tono de voz normal, sin chillar, facilitándole la respuesta, dándole varias opciones.
- Procurando que tome decisiones: “qué te gusta” “qué prefieres” e intentando siempre no responder por él/ella.
- Haremos preguntas en las que nos pueda contestar “sí” o “no”.
- Seremos directos, con mensajes concretos.
- Para la comunicación podemos encontrar ayudas técnicas y adaptaciones sobre ordenadores, para el teléfono, escritura y otros.
9. Ocio y tiempo libre tras sufrir un ictus
Como se ha dicho anteriormente, hay que intentar que el ictus no frene nuestra vida social, tampoco tiene por qué cambiar nuestro ocio y tiempo libre. Actualmente existen menos barreras físicas para personas con movilidad reducida y son muchas las actividades adaptadas para personas que han sufrido un ictus. Pregúntale a tu médico acerca de qué tipo de actividades puede o no puede hacer tu familiar. Por ejemplo existen varias actividades de tipo lúdico adaptadas como son:
- Tableros de ajedrez grandes con fichas adaptadas
- Barajador de cartas
- Ayudas para enhebrar agujas
- Adaptaciones para la pintura al óleo.
- Instrumentos musicales.
10. Consejos para un buen descanso y sueño
Es muy importante mantener el estímulo del paciente que ha sufrido un ictus durante el día ya que la inactividad propia de esta enfermedad conduce al aburrimiento y a que la persona dormite durante gran parte del tiempo durante el día, con lo que se dificulta posteriormente el sueño nocturno.
11. Sexualidad en las personas que han sufrido un ictus
En las primeras semanas tras el ictus es normal que no exista apetencia sexual; una vez transcurridos los primeros meses irá recuperándose paulatinamente. Salvo excepciones, la actividad sexual es recomendable una vez nuestro familiar esta estabilizado e iniciada la fase de recuperación.
Con frecuencia la falta de líbido es debida a problemas psicológicos, a algunos fármacos (pastillas para dormir o para bajar la presión arterial, antidepresivos y otros) y/o a creencias equivocadas que pueden interferir con la función sexual o causar impotencia. En tal caso no dude en consultar a su médico o enfermera.
12. La vuelta a la rutina tras el ictus, también implica conducción
Nuestro familiar puede verse en perfecto estado y asegurar que puede conducir porque como dice la típica frase: “¡Uno nunca olvida conducir, es como montar en bici!”. ¡Cuidado con este tema!
Para evitar cualquier crispación entre el familiar afectado por el ictus y tú, como cuidador, consulta con tu médico o enfermera antes de dejar que vuelva a conducir. No sólo porque quizás le hayan pasado inadvertidos ciertos defectos y destrezas necesarias, si no también por la posibilidad de que los fármacos que tome interfieran con la conducción. Su familiar podrá volver a conducir, o no, en función de las secuelas que le haya dejado el ictus.
13.Vuelta al trabajo tras el ictus
Por último pero no por ello menos importante, la vuelta al trabajo supone para muchas personas que han sufrido un ictus un punto de inflexión en su proceso rehabilitador. Como cuidador muchas veces surgen dudas acerca de si nuestro familiar está preparado o si es demasiado pronto o se teme que pueda ocurrir algo en el trabajo… Ante todo calma, sólo el médico podrá dictaminar si nuestro familiar puede volver al trabajo.
Una vez ya tenemos la aprobación del médico, la incorporación laboral será más o menos rápida, dependiendo de las secuelas y el tipo de trabajo desempeñado. En algunas empresas se pueden hacer de manera temporal trabajos menos pesados, que se adecúan mejor a la situación de nuestro familiar.
Psicóloga clínica, especializada en neuropsicología cognitiva y rehabilitación cognitiva, logopedia y trastornos del lenguaje.
Ha trabajado tanto con población infanto-juvenil como adultos y mayores.
Le encanta el contacto con la gente, la música y gran apasionada de la investigación dentro del ámbito de la neurociencia.