Ataques de pánico o crisis de angustia. Síntomas y causas

“No puedo respirar”, “se me duermen las manos y las piernas”, “me voy a desmayar”, “estoy perdiendo el control”, “el corazón me va muy rápido, me está dando un infarto”, “voy a morir”…. ¿Alguna vez has experimentado estos pensamientos y sensaciones? En muchas ocasiones, las personas que están sufriendo un ataque de pánico, no saben lo que les está pasando. En este artículo, Patricia Sánchez, psicóloga, nos da las claves: ¿Qué es un ataque de pánico o crisis de angustia? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cuáles son las causas del trastorno de pánico? ¿Por qué se produce? 

Ataque de pánico

Crisis de pánico

¿Qué es un ataque de pánico o crisis de angustia?

Los ataques de pánico o crisis de angustia, son episodios que generalmente aparecen de forma inesperada, y sin motivo aparente, en los que la persona que los sufre experimenta un malestar intenso y un miedo incontrolable que puede generar gran desesperación. Una crisis de pánico suele durar alrededor de 10 minutos (aunque estos minutos pueden llegar a hacerse eternos). Alguno de los síntomas puede llegarse a prologar hasta los 20 minutos e incluso más tiempo.

La crisis de angustia es una reacción muy intensa de ansiedad, en la que sentimos una falta absoluta de control, es una experiencia terrible, muy incómoda, en la que incluso pensamos que podemos llegar a morir en ese mismo momento. Durante un ataque o crisis de pánico se producen síntomas físicos muy intensos: Nos cuesta respirar, nos mareamos, experimentamos taquicardia, sudoración, dolor en el pecho, tensión muscular, nauseas… Sentir que no podemos huir físicamente de la situación que estamos experimentando, nos genera un miedo extremo que no hace más que incrementar los síntomas de pánico que ya estamos viviendo.

Un ataque de pánico puede surgir en múltiples situaciones (en la calle, en el cine, conduciendo, en el supermercado, en el trabajo….) situaciones que trataremos de evitar a toda costa por miedo a que puedan volver a provocarnos una nueva crisis de pánico. Las conductas de “evitación”, limitar nuestro comportamiento y evitar ciertas situaciones, nos pueden conducir a desarrollar agorafobia: Descubre en este artículo la historia de María.

Nuestro cerebro tiene la capacidad de percibir una situación y analizarla rápidamente. Buscamos, como haría un ordenador, similitudes con las situaciones almacenadas en las carpetas de “ya vivido”. Si encontramos experiencias parecidas, actuamos igual.

Cómo se origina un ataque de pánico: Las causas

Algunas personas son más propensas que otras sufrir ataques de pánico. Las personas nerviosas, o aquellas que presentan gran preocupación por la salud y tienen miedo a enfermar, presentan más probabilidades de sufrir una crisis de pánico. Las crisis de angustia son, también, más frecuentes en mujeres que en hombres.

El primer ataque de ansiedad, suele estar relacionado con una situación de estrés psicológico (mucho trabajo, una reunión importante que nos “supera”, problemas de pareja, estrés por un examen importante, etc…); o con sensaciones corporales que no hemos experimentado antes y pueden resultar incómodas (baja tensión arterial, bajada de azúcar, problemas de digestión, golpe de calor, etc…).

El detonante del ataque o crisis de pánico, suele ser una sensación fisiológica desagradable (síntomas de ansiedad). Estas sensaciones desagradables, no son en sí negativas ni peligrosas. Sin embargo, si la persona se asusta al sentirlas (piensa que va a desmallarse, o que le va a dar un ataque, por ejemplo) el nivel de ansiedad aumenta, haciendo que se active el organismo e induciéndonos a un estado de “lucha o huida”. Los pensamientos catastrofistas disparan la alarma en nuestros circuitos del miedo, que activan, sin que seamos conscientes de ello, cambios fisiológicos en nuestro cuerpo: Se incrementan los niveles de adrenalina, aumenta la frecuencia cardíaca, sube la temperatura corporal, la sangre bombea más rápido, etc… Una sensación de peligro extremo nos domina, el sistema de alarma vuelve a activarse, y así, el círculo vicioso del ataque de pánico, paraliza a la persona. ¿Cómo calmarme cuando tengo ansiedad?

Debemos destacar tres aspectos de la “emoción del pánico” que intervienen en las crisis de angustia:

  • Síntomas cognitivos de un ataque de pánico: Relativos a lo que “pensamos”. Preocupación constante, temor generalizado, pensamientos negativos, sensación de irrealidad, dificultad para concentrarse: Por ejemplo “y si justo me cae el tema que no me he estudiado”, “y si no doy la talla en mi nuevo trabajo”, “ y si me preguntan y tartamudeo” (los “y sis” son muy ansiosos).
  •  Síntomas fisiológicos de un ataque de pánico: Relativos a lo que pasa en nuestro cuerpo: Pulso elevado, Taquicardias, Sudoración, Temblor, tensión muscular, respiración agitada, sensación de irrealidad, mareo, visión borrosa, palidez…
  • Síntomas comportamentales de un ataque de pánico: Inquietud, insomnio, evitar las situaciones por miedo, etc…

Sistema de retroalimentación de los ataques de pánico o angustia

Si ya hemos sufrido un ataque de pánico alguna vez, sabemos bien a lo que nos enfrentamos. Y por eso, tendemos a llevar a cabo las respuestas motoras de escape, como por ejemplo, salir de la habitación en la que nos encontramos, tomar ansiolíticos, beber agua…

Si nos sentimos angustiados y pensamos que, como en otras ocasiones, puede darnos un ataque de pánico, tratamos de buscar formas de cortar el proceso, de huir. Sin embargo, precisamente este comportamiento, el que en realidad retroalimenta el proceso de la crisis de ansiedad.
Por ejemplo: Pulso acelerado – “me estoy muriendo”- se me acelera más el corazón → se produce un ataque de pánico.
¿Al día siguiente qué haré? Con lo mal que lo he pasado, no voy a arriesgar, voy a dejar de tomar café, excitantes, hacer ejercicio…. por si acaso me vuelve a dar.

Al cortar con este proceso, perdemos la oportunidad de comprobar que la ansiedad igual que ha subido y se ha mantenido, vuelve a bajar.

Síntomas de un ataque de pánico

Podríamos decir que los ataques de pánico o crisis de ansiedad están dentro de los trastornos de ansiedad (reacciones a nivel cognitivo, fisiológico y motor muy intensas, frecuentes o desacordes a la situación, que experimenta una persona, provocándole malestar y afectando a las diferentes áreas de su vida cotidiana). Cuando estos ataques se repiten, podríamos hablar de “Trastorno de Pánico o Crisis de Angustia”.

Criterios del DSM-V para el diagnóstico del Trastorno de Pánico:

Un ataque de pánico es la aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos y durante este tiempo se producen cuatro (o más) de los síntomas siguientes:

  1. Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca.
    2. Sudoración.
    3. Temblor o sacudidas.
    4. Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
    5. Sensación de ahogo.
    6. Dolor o molestias en el tórax.
    7. Náuseas o malestar abdominal.
    8. Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
    9. Escalofríos o sensación de calor.
    10. Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueos).
    11. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
    12. Miedo a perder el control o de “volverse loco”.
    13. Miedo a morir

Al menos a uno de los ataques le ha seguido un mes (o más) de uno o los dos hechos siguientes: Inquietud o preocupaciones continua acerca de otros ataques de pánico o de sus consecuencias (p. ej., pérdida de control, tener un ataque de corazón, “volverse loco”).

* Un cambio significativo de mala adaptación en el comportamiento relacionado con los ataques (p. ej., comportamientos destinados a evitar los ataques de pánico, como evitación del ejercicio o de las situaciones no familiares).

Conclusiones y aclaraciones

  1. Tratar de evitar una crisis de pánico, sólo trae más sufrimiento: Algunas personas centran toda su vida evitar las situaciones de “peligro” que le puedan producir un ataque o crisis de pánico. Este comportamiento es altamente incapacitante, ya que cada vez, evitarán más y más situaciones o actividades. Es importante aprender a mantener la calma en momentos difíciles.
    2. Los ataques de pánico, en incontables ocasiones, se desarrollan por las interpretaciones que hacemos de lo que pensamos o sentimos. A todo el mundo se nos acelera el corazón cuando está nervioso, cuando hacemos esfuerzos elevados, cuando nos dan una sorpresa, etc… Sin embargo, ¿por qué esas situaciones suponen un “detonante” de una crisis de pánico para algunas personas y no para otras? Esto se explica a través de las interpretaciones personales de cada uno. Por ejemplo, si pensamos que el pinchazo que me ha dado en el pecho puede ser producto de los gases, tendremos un riesgo mucho menor de desarrollar un ataque de pánico que si pienso que lo que siento no es normal y me está dando un infarto.