Angustia: síntomas, causas y tratamientos

La angustia es un estado afectivo que causa malestar, sensación de sofoco, sufrimiento mental e incluso tristeza. Está relacionada con el temor (miedo irracional), la desesperación y, en muchos casos, con la incertidumbre. El miedo a la separación, el acoso en la escuela o en el trabajo o los pensamientos irracionales e intrusivos, entre otras situaciones, pueden provocar angustia. En este artículo profundizaremos en las causas, los síntomas y los posibles tratamientos de la angustia.

¿Qué es la angustia?

Si bien la angustia destaca por parecerse al miedo, es diferente a este último en el sentido que el miedo se manifiesta ante estímulos presentes, y la angustia ante la anticipación de peligros futuros, indefinibles, imprevisibles e incluso irracionales.

La angustia puede ser adaptativa y útil, en el sentido de que es una reacción normal en nuestro día a día, e incluso llega a ser beneficiosa en ciertos contextos. Por ejemplo, al cruzar una carretera con el semáforo en rojo, pues nos mantiene alerta para que no nos atropellen.

Pero si pensamos en un trastorno de angustia, la persona tiene una reacción de angustia desproporcionada, que paraliza al individuo, y en el que cobran presencia los síntomas psíquicos como la sensación de ahogo y peligro inminente, que nada tienen que ver con la realidad.

Angustia: síntomas, causas y tratamientos
¿Qué es la angustia?

¿Qué causa la angustia?

Esta situación de angustia no solo aparece de forma aguda, sino que hay otros factores que pueden llevar a sufrirla. Por ejemplo, cuando no tenemos claro nuestro futuro y entramos en una crisis existencial que nos deja dormir pensando en cómo solucionaremos el problema. Para que la angustia ocurra, entran en juego factores biológicos, psicológicos (y existenciales) y ambientales. Por eso los filósofos, poetas, psicólogos y psiquiatras se han interesado por este fenómeno a lo largo de la historia.

Generalmente la angustia aparece en situaciones en las que la persona se enfrenta a situaciones difíciles, donde hay un elemento amenazante (físico o psicológico), pero también en aquellas situaciones en las que la persona no ve claro el camino a seguir y, por tanto, vive una situación de incertidumbre.

¿Qué causa la angustia?
¿Qué causa la angustia?

¿Cuáles son los síntomas de la angustia?

Una crisis de angustia comporta la aparición súbita de miedo o incomodidad intensos además de al menos cuatro de los siguientes síntomas físicos y psíquicos:

  • Dolor o molestias torácicos
  • Sensación de asfixia
  • Mareo, inestabilidad o desmayos
  • Miedo a morir
  • Miedo a volverse loco o a perder el control
  • Sentimientos de irrealidad o de extrañamiento en relación con el propio entorno
  • Sofocos o escalofríos
  • Náuseas, dolor de estómago o diarrea
  • Entumecimiento o parestesias
  • Palpitaciones o aceleración de la frecuencia cardíaca
  • Sensación de ahogo o de falta de aire
  • Sudoración
  • Temblores o agitación

Muchas personas con trastorno de angustia presentan también síntomas de depresión.

Los síntomas suelen alcanzar su máxima expresión en el transcurso de 10 minutos y desaparecen rápidamente, por lo que el médico rara vez los suele presenciar, a excepción del manifiesto temor de la persona a padecer otra crisis. Dado que las crisis de angustia a veces son inesperadas o se producen sin razón aparente, en especial cuando acontecen como parte de un trastorno de angustia, las personas afectadas temen con anticipación la posibilidad de padecer otra crisis, razón por la cual evitan las situaciones que asocian con la aparición de anteriores crisis.

Puesto que los síntomas de una crisis de angustia involucran la acción de muchos órganos vitales, las personas temen la posibilidad de padecer un problema médico grave relacionado con el corazón, los pulmones o el cerebro. De ahí que acudan a su médico de cabecera repetidas veces o incluso a un servicio de urgencias. Si el médico no diagnostica de manera adecuada los síntomas como expresión de una crisis de angustia, la preocupación del paciente irá en aumento al pensar que se ha pasado por alto una grave enfermedad física. Aunque las crisis de angustia provocan malestar, a veces extremo, no son peligrosas.

La frecuencia de las crisis puede variar ampliamente algunas personas sufren crisis semanales o incluso diarias que se suceden durante meses, mientras que otras sufren varias crisis diarias, seguidas de semanas o meses sin síntomas.

Angustia: síntomas, causas y tratamientos
¿Cuáles son los síntomas de la angustia?

¿Sabías que…?

Aunque las crisis de angustia producen síntomas que afectan al corazón y a otros órganos vitales, no son peligrosas.

¿Cuáles son los posibles tratamientos de la angustia?

Los posibles tratamientos de la angustia son:

  • Fármacos: Antidepresivos y/o ansiolíticos
  • Psicoterapia, incluyendo terapia de exposición

Algunas personas se recuperan sin tratamiento. En otras, el curso es fluctuante, con periodos en los que aumenta la frecuencia de las crisis y otros en los que disminuye.

Algunas personas solamente necesitan que se las anime a volver y a permanecer un tiempo en los lugares donde han sufrido una crisis de angustia.

Sin embargo, cuando las personas afectadas han presentado crisis frecuentes y han cambiado su comportamiento para evitar posibles crisis futuras, suele ser necesario el tratamiento con fármacos y psicoterapia. Las personas que padecen trastorno de angustia son más receptivas al tratamiento si comprenden que su trastorno implica la existencia de factores tanto físicos como psicológicos y que, por lo general, el tratamiento permite controlar los síntomas.

¿Cuáles son los posibles tratamientos de la angustia?
¿Cuáles son los posibles tratamientos de la angustia?

Fármacos

Los fármacos empleados en el tratamiento del trastorno de angustia incluyen

  • Antidepresivos
  • Ansiolíticos, como las benzodiazepinas

Son eficaces la mayoría de los antidepresivos: tricíclicos, inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), moduladores de la serotonina, e inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (noradrenalina) (IRSNA)

Las benzodiazepinas actúan más rápido que los antidepresivos, pero pueden causar fármacodependencia y causan más frecuentemente somnolencia, deterioro de la coordinación, problemas de memoria y aumento del tiempo de reacción.

Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) o los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSNA) son los fármacos de elección, ya que son tan eficaces como los otros fármacos pero generalmente producen menos efectos secundarios. Por ejemplo, es menos frecuente que causen somnolencia y no crean fármacodependencia, aunque si se interrumpe su administración de forma brusca, la mayoría de ISRS e IRSNA pueden provocar la aparición de molestos síntomas de abstinencia, que pueden prolongarse durante una semana o más.

Es frecuente que el tratamiento se inicie administrando una benzodiazepina y un antidepresivo de manera conjunta. Cuando el fármaco antidepresivo comienza a ejercer su efecto, se disminuye la dosis de benzodiazepina de manera gradual hasta la suspensión completa. Sin embargo, para algunas personas, una benzodiazepina es el único tratamiento eficaz a largo plazo.

Cuando un fármaco es eficaz, evita o reduce en gran medida el número de crisis de angustia. También puede ayudar a que la persona afectada se preocupe menos acerca de posibles futuras crisis y deje de evitar las situaciones que le pueden provocar las crisis. A veces es necesario mantener el tratamiento durante un tiempo prolongado, ya que es frecuente que este tipo de crisis reaparezcan una vez se suspende la medicación.

¿Cuáles son los posibles tratamientos de la angustia?
¿Cuáles son los posibles tratamientos de la angustia?

Psicoterapia

Existen diferentes formas eficaces de psicoterapia.

Terapia de exposición

La terapia de exposición a menudo ayuda a disminuir el miedo. La terapia de exposición consiste en exponer a la persona afectada poco a poco y en varias ocasiones (en su imaginación o, a veces, en la realidad) a la situación que desencadena una crisis de angustia. La terapia de exposición se repite hasta que la persona logra sentirse cómoda en la situación que antes le provocaba ansiedad. Además, las personas que tienen miedo a sufrir un desmayo en el transcurso de una crisis de angustia pueden practicar un ejercicio consistente en girar sentados en una silla o respirar rápidamente (hiperventilar) hasta que sientan que van a desmayarse. Este ejercicio les demuestra que en realidad no se desmayarán durante una crisis de angustia. La práctica de una respiración lenta y poco profunda (control respiratorio) es útil para muchas personas que tienden a hiperventilar.

En la terapia de exposición, se expone repetidamente a la persona a la situación o al objeto temidos, ya sea de manera real o imaginaria. Al hacerlo, la persona experimenta ansiedad una y otra vez, hasta que finalmente el estímulo temido pierde su efecto. Normalmente, los médicos empiezan con el nivel más bajo de exposición que la persona puede tolerar con facilidad. Por ejemplo, se le puede pedir que mire el objeto temido desde una cierta distancia o tal vez sólo una imagen del objeto. A continuación, los médicos dan instrucciones a la persona para que se tranquilice pensando que es improbable que el objeto distante pueda causarle ningún daño. Si su frecuencia cardíaca se dispara o le falta el aire, se le pide que reaccione con respiraciones lentas y profundas, o bien que practique otros ejercicios de relajación (como imaginarse mentalmente una escena tranquilizadora). Cuando la persona se siente cómoda en un nivel de exposición, se la expone gradualmente a un contacto más cercano con la situación u objeto, pero solo hasta el punto en que los síntomas empiecen a resultar desagradables. Luego, se le pide de nuevo que se tranquilice pensando en que es muy improbable que sufra ningún daño y que repita los ejercicios de relajación. De este modo, se expone a la persona a un contacto cada vez más cercano con la situación u objeto, hasta que consigue tolerar una interacción normal con ellos.

¿Cuáles son los posibles tratamientos de la angustia?
¿Cuáles son los posibles tratamientos de la angustia?

Terapia cognitivo-conductal

También puede ser útil la terapia cognitivo-conductual. Las personas afectadas deben aprender a:

  • No evitar las situaciones que les provocan generalmente crisis de angustia
  • Reconocer cuándo sus temores son infundados
  • Responder con una respiración lenta y controlada o con otras técnicas que favorezcan la relajación

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