Amnesia anterógrada: Cuando no puedes recordar nada nuevo

A todos nos aterra perder la memoria. No poder acceder a recuerdos de experiencias pasadas es realmente angustiante. Pero, ¿y no poder acceder al momento presente? Existe una clase amnesia llamada anterógrada que permite a quien la padece rememorar los sucesos de su pasado, pero no acordarse de lo que acaba de vivir. Si se ha despertado tu curiosidad, continúa leyendo para conocer más en detalle a esta afección de la memoria inmediata.

¿Qué es la amnesia anterógrada?
¿Qué es la amnesia anterógrada?

¿Qué es la amnesia anterógrada?

Asociamos el término ‘amnesia’ con la incapacidad para recordar el pasado, pero existe otro tipo de amnesia vinculada directamente con el presente. En la amnesia anterógrada, a diferencia de las demás, lo que sucede es que la persona no puede formar nuevos recuerdos.

Esta afección de la memoria suele ir ligada a la amnesia más conocida, la amnesia retrógrada, puesto que habitualmente se ven dañados algunos recuerdos de sucesos pasados. No obstante, la amnesia anterógrada y la retrógrada son independientes y se rigen, como veremos en el siguiente apartado, por mecanismos distintos.

Diferencias entre amnesia anterógrada y amnesia retrógrada

La amnesia es un síndrome neurocognitivo que afecta de manera selectiva a la memoria. Cuando el paciente presenta dificultades para adquirir nueva información decimos que padece amnesia anterógrada. En cambio, si los daños producidos en la memoria perjudican el recuerdo de eventos previos a la enfermedad, se trata de amnesa retrógrada.

En términos generales, la amnesia retrógrada afecta especialmente a la llamada memoria declarativa o explícita (que incluye los subtipos de memoria semántica, episódica, autobiográfica y espacial). Por el contrario, las personas que sufren amnesia anterógrada suelen preservar la memoria procedimental o implicita. Luego, no olvidan las destrezas aprendidas antes de la lesión.

Independientemente, dado que los recuerdos son fenómenos complejos formados por diferentes clases de información, resulta complicado distinguir una función memorística del resto y comparar los déficits existentes en cada una.

Características amnesia anterógrada
Características amnesia anterógrada

Posibles causas de la amnesia anterógrada

Igual que ocurre con la amnesia retrograda, la amnesia anterógrada es originada principalmente por lesiones cerebrales. Las mismas suelen aparecer a causa de diversas afecciones: traumatismos craneoencefálicos, hipoxia, encefalitis herpética o problemas vasculares. Los casos más claros de amnesia anterógrada son provocados por una lesión en el tálamo anterior, habituualmente de origen vascular.

Además, es posible perder células piramidales en el hipocampo bilareral por culpa de algún golpe en el cráneo o de ausencia de oxígeno, ocasionando una amnesia pura o combinada con otros tipos de amnesia.

Consecuencias de la amnesia anterógrada

Como venimos remarcando, los pacientes que sufren amnesia anterógrada son incapaces de aprender nueva información. No pueden, por ejemplo, retener un nombre a largo plazo, una cara antes desconocida o practicar alguna clase de juego al que no hubieran jugado previamente.

En contraposición, no presentan dificultades de percepción y preservan la memoria de trabajo. Lo que significa que son capaces de recordar información nueva y trabajar con ella durante un breve período de tiempo, aunque no puedan almacenarla y recordarla pasadas unas horas. Pareciera que la información nueva se desvaneciese en el momento en que deja de estar presente.

Para guardar información en la memoria, nuestro cerebro realiza un cuidado proceso de codificación y almacenaje. Los expertos en este ámbito se preguntan en qué punto exacto se encuentra el fallo en los individuos que padecen amnesia anterógrada. Las diversas conclusiones a las que han llegado advierten de que la amnesia anterógrada puede producirse a consecuencia de:

  • Problemas de codificación: Esta hipótesis sugiere que aunque el cerebro reciba estímulos sensoriales, tiene dificultades otorgándoles un significado y extrayendo las características más importantes de los mismos.
  • Problemas de consolidación: Otra hipótesis esboza un daño en los procesos biológicos que se encargan de transportar la información codificada y almacenarla. Por lo tanto, aunque el sujeto se capaz de procesar la información y trabajar con ella en el presente, no puede retenerla pasado un tiempo.
  • Problemas con la información contextual: La tercera hipótesis plantea que las personas con amnesia anterógrada pierden la función de almacenar información contextual. Es decir, aunque sean capaces de recordar palabras específicas, no pueden relacionarlas con nada.
  • Olvido acelerado: Esta posibilidad no ha sido suficientemente contrastada ni respaldada científicamente. Lo único que ocurre es un problema de olvido demasiado rápido. Con lo cual, el procesamiento y el almacenaje de recuerdos estaría intacto en el paciente, quien simplemente olvidaría rápidamente la nueva información.
  • Problemas de recuperación: Desde esta manera de entender la amnesia anterógrada se plantean dos hipótesis. La primera hace referencia a una disfunción pura en la recuperación de nueva información. Así, el individuo con amnesia anterógrada presentará dificultades al acceder a la información aprendida independientemente de la forma en que ésta haya sido aprendida. En contraposicón, la segunda otorga suma importancia al modo de adquirir la información nueva. Luego, el paciente amnésico tendría problemas al acceder a un recuerdo debido a un problema inicial en la codificación.

En resumidas cuentas, las distintas teorías apuntan a un problema en el aprendizaje y la consolidación de la información, con una alteración más leve en los procesos de recuperación. Todas presentan ciertas limitaciones y dejan cuestiones en el aire, como por qué existe este problema de adquisición.

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Evaluación y diagnóstico de la amnesia anterógrada

La evaluación y el diagnóstico de la amnesia implica:

  • Una visión detallada del historial médico de salud física y mental del paciente. Pues muchos pacientes con pérdidas de memoria han sufrido condiciones ambientales que han derivado en problemas relacionados con el estrés, la ansiedad o la depresión.
  • Un análisis preciso del historial familiar del sujeto relativo a los problemas de memoria.
  • Realizar preguntas al paciente sobre los errores memorísticos que comete (por ejemplo, si se dan a corto o a largo plazo) y qué tipo de cosas olvida; así como observar si repite frases durante la conversación. A los pacientes se les evalúa por problemas de confusión, de toma de decisiones o, habitualmente, de juicio y manejo del dinero.
  • Cuestionar al paciente acerca de los factores desencadenantes de la alteración, lo que incluye averiguar si ha sufrido lesiones cerebrales en los últimos años, si ha vivido algún evento emocionalmente traumático recientemente, si ha sido intervenido quirúrgicamente con anestesia general hace poco tiempo o si consume frecuentemente sustancias tóxicas.
  • Además, es necesario llevar a cabo un preciso examen físico.

También es habitual realizar otro tipo de pruebas como:

  • Exámenes de sangre: Es recomendable realizar las pruebas rutinarias de sangre para evaluar la función tiroidea, el estado de la vitamina B12 y el recuento total de la sangre.
  • Escáneres cerebrales: Con frecuencia se manda realizar una tomografía computarizada o IRM del cerebro para detectar un posible derrame cerebral.
  • Encefaloframas (EEGs): Suelen prescribirse para localizar actividades anormales en el cerebro.
  • Punción lumbar: A través de la evaluación del líquido cefalorraquídeo es posible poner de manifiesto una posible infección o patología cerebral.
  • Test de memoria. El último método de diagnóstico esta basado en la utilización de herramientas fiables y válidas de valoración cognitiva. El test que suele aplicarse con mayor frecuencia es el Mini-Examen del Estado Mental (Mini-Mental State Examination, MMSE).

Tratamiento de la amnesia anterógrada

Actualmente no se conoce ningún método establecido para reparar el daño cerebral provocado por la amnesia anterógrada. Sin embargo, determinadas actividades pueden ayudar a quienes padecen amnesia anterógrada a enfrentar su alteración de la memoria. La tarea más recomendada es la redacción de un diario. Anotar todos los días los horarios seguidos y las experiencias vividas puede ser útil para tratar este tipo de trastorno memorístico.

Escribir los horarios del día a día es una buena táctica para mejorar los casos de amnesia anterógrada
Escribir los horarios del día a día es una buena táctica para mejorar los casos de amnesia anterógrada

Casos de amnesia anterógrada

Para dar por finalizado el artículo, ¡veamos algunos de los casos más amnesconocidos de amnesia anterógrada!

Caso real: Paciente H.M.

La interesante y peculiar historia de H.M. (Henry Molaison) comienza en 1936, cuando éste tenía 9 años. A esa edad fue atropellado por un ciclista y empezó a sufrir convulsiones y crisis epilépticas que se fueron agravando con el paso de los años, impidiéndole llevar una vida normal. 17 años más tarde, con 26, fue operado de manera experimental (lo que en la acualidad sería considerado una negligencia en toda regla). La cirugía a la que fue sometido consistía en la extirpación de la amígdala, gran parte del hipocampo y la corteza del parahipocampo, en ambos hemisferios cerebrales.

El resultado de la operación fue una amnesia anterógrada, es decir, el paciente no podía formar nuevos recuerdos. Recordaba todo lo que le había pasado antes de la operación, pero no retenía los recuerdos posteriores. Lo peor: la irreversibilidad de la pérdida de memoria.

Con todo, gracias a esta operación se demostró que hay áreas cerebrales encargadas específicamente de formar recuerdos (anteriormente se pensaba que todo el cerebro se encargaba de esto). Luego, es cierto que este caso contribuyó al avance de la ciencia en general y, particularmente, al avance del conocimiento de las áreas cerebrales implicadas en los procesos memorísticos.

En su vida diaria, Henry Molaison se encontraba con la situación de despertarse cada día y vivirlo como si fuera único. Podía contarle la misma historia a la misma persona varias veces, sin recordar que ya lo había hecho anteriormente y sin entender por qué causaba aburrimiento a su interlocutor. Cada día le visitaban los mismos profesionales médicos, los cuales tenían que volver a presentarse una vez y otra vez porque Henry no les reconocía, no recordaba sus caras ni ningún otro dato que le ayudase a relacionar a su pobre materia gris lo que estaba viendo.

En 1962, casi 10 años después de haberse convertido en el paciente más famoso de la Neurociencia, los médicos realizaron otro experimento con Henry: le colocaron delante, sobre una mesa, un folio con una estrella dibujada y, en vertical, un espejo en el que se veía la estrella reflejada. La condición era que no debía mirar a la estrella del folio, sino a su reflejo, y se le pedía trazar el contornoen el folio. El experimento no era fácil, pero tras muchas repeticiones, el paciente acabó ejecutándolo con facilidad, de manera automática (igual que no olvidamos cómo montar en bicicleta o cómo conducir aunque llevemos mucho tiempo sin hacerlo).

Con la intervención quirúrgica se demostró que el hipocampo es esencial para poder generar recuerdos a largo plazo, y con este segundo experimento se confirmó que, además, tenemos distintos tipos de memoria: la explícita (para recordar datos concretos, como números de teléfono, nombres de países, etc.), que es la que Henry perdió y está controlada por el hipocampo; y la implícita (para montar aprender habilidades motoras procedimentales como cortar el césped o tocar el piano), que reside en áreas cerebrales que el paciente mantenía intactas (cerebelo y ganglios basales).

Henry Molaison falleció en el año 2008, a la edad de 82 años, debido a complicaciones pulmonares. Un año después, en la Universidad de California (San Diego, EEUU), su cerebro fue diseccionado tras haber sido conservado a -40 ºC. De él se extrajeron alrededor de 2.500 muestras de tejido para su análisis. Esta disección podría aclarar el misterio de cómo y dónde se originan los recuerdos y cómo los recuperamos.

Casos ficticios

Algunos directores cinematográficos han querido proyectar en la gran pantalla cómo es la vida de una persona con amnesia anterógrada. Los dos ejemplos más populares son estas dos películas que seguramente ya conocerás:

  • Memento (Christopher Nolan, 2000): Convertida en una película de culto, Memento nos muestra el día a día de un hombre cuyo último recuerdo es la muerte de su esposa y cuya máxima aspiración es encontrar al asesino. Para Leonard Shelby, interpretado por Guy Pierce, sus tatuajes, fotografías y anotaciones son esenciales para no olvidar cuál es su misión y en quién puede confiar.
  • 50 Primeras Citas (Peter Segal, 2004): Desde la comedia, y con Adam Sadler y Drew Barrymore como protagonistas, Segal relata el divertido romance entre Henry y Lucy. Ella despierta todos los días al lado de su novio, pero no le reconoce; así que él se propone reconquistarla cada mañana.

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