7 Síndromes o trastornos con nombre de cuento
¿Sabías que existen un montón de trastornos inspirados en nombres de personajes de cuento? A todos nos han leído fábulas cuando éramos pequeños, y es probable que nosotros también se las leamos a nuestros hijos. La Cenicienta, Bambi, Peter Pan, Blancanieves… son parte de la cultura popular y es natural que a veces haya situaciones de la vida real que nos recuerden a ellos. Este es el caso de algunos trastornos y síndromes que recuerdan tanto a los protagonistas de estas historias que han acabado llamándose como ellos. A partir de ahora te lo pensarás dos veces antes de decirle a alguien enfermo que lo que tiene es mucho es cuento, estos son 7 trastornos con nombre de cuento, ¿los conoces?
1- El Síndrome de Peter Pan
Entre los trastornos con nombre de cuento, este resulta bastante conocido porque ha sido mencionado en películas y series de televisión. Si no estáis familiarizados con él, tenéis que saber que los que lo padecen se caracterizan por negarse a madurar y querer seguir siendo niños, igual que Peter Pan.
Los que padecen el Síndrome de Peter Pan tienen rasgos de inmadurez a nivel psicológico y social, con ciertos aspectos narcisistas, irresponsables y de dependencia en el sentido de que culpan a los demás de sus problemas y no se hacen responsables de sus acciones. También rehúyen las relaciones de pareja porque no quieren comprometerse ni pensar a largo plazo.
El Síndrome de Peter Pan también tiene su versión femenina, el complejo de Wendy, que se manifiesta en mujeres que sienten demasiada preocupación por el bienestar de otro, llegando a ejercer el papel de madre con él.
2- El complejo de Bambi
Bambi es un cuento que trata sobre un pequeño cervatillo tímido e inseguro que vive con su madre en el bosque y poco a poco va haciendo múltiples amigos en el bosque y aprendiendo grandes lecciones. Este complejo con nombre de personaje de cuento no está reconocido oficialmente. El complejo de Bambi se refiere a las personas que son muy sentimentales y compasivas con la vida silvestre, los animales salvajes y la naturaleza. Suelen tener sentimientos muy intensos en contra de la caza, los incendios controlados, la tala de árboles y cualquier otro trato desfavorable a los animales o madre naturaleza… Seguramente nuestro planeta tierra necesita más personas con este complejo.
3- El síndrome de Blancanieves
Espejito, espejito mágico dime una cosa, ¿quién es de entre todas la más bella del reino? Este síndrome con nombre de cuento alude a Blancanieves, aunque en realidad se aplica a la madrastra y su envidia por la juventud y belleza de la protagonista. Suele aparecer en mujeres, aunque cada vez más se presentan casos de hombres.
El síndrome de Blancanieves hace referencia a una distorsión de la imagen propia en términos de juventud y belleza. Más que síndrome, podría referirse, dependiendo del caso, a un proceso de pre-depresión. Lo que lleva a que el enfermo sienta envidia hacía otros sujetos que, según su punto de vista, le superan. Este trastorno está inspirado en la madrastra de Blancanieves que se sentía insegura y amenazada por la belleza de su hijastra. Suele darse en mujeres maduras que han superado los 40 años y que a lo largo de su juventud han sido personas guapas que han llamado la atención y han sido el centro de muchas miradas. Conforme pasa el tiempo y van envejeciendo, su percepción de atractivo e importancia va decreciendo. Al estar acostumbradas a ser valoradas por su apariencia, al llegar a esta edad se sienten inseguras y aparecen miedos. Un rasgo característico de este trastorno con nombre de cuento es la envidia hacia personas que ellas consideran más jóvenes y guapas. Puede darse entre madre – hija, entre suegra y nuera, entre hermanas, entre amigas, entre jefa – empleada, etc… Esta idea fue acuñada por la psicóloga Betsy Cohen.
4- El complejo de Cenicienta
Este complejo con el nombre del cuento de Cenicienta, se caracteriza por el deseo de una mujer de ser salvada por un príncipe azul. Cenicienta queda a merced de su malvada madrastra y sus dos hermanastras que la encierran en casa y la convierten en su criada. Un día, gracias a la ayuda de su hada madrina consigue escaparse e ir al baile donde logra bailar con el príncipe y enamorarle. Este síndrome no es reconocido oficialmente como un desorden psicológico, pero el término fue acuñado en 1981 por Collette Downing, quien escribió El complejo de Cenicienta: El miedo oculto de la Mujer de la Independencia.
5- El síndrome de la Bella Durmiente
También denominado el síndrome de Kleine-Levin Es una enfermedad bastante rara de origen neurológico. Este trastorno adquiere nombre del cuento de la Bella Durmiente porque se caracteriza por alteraciones del comportamiento y períodos de sueño excesivo. En uno de estos episodios, el paciente no puede controlar su sueño y se queda dormido durante la mayor parte del día y la noche (hipersomnia), llegando a despertarse sólo para comer o ir al baño. Esto puede durar meses, por lo que el paciente no puede llevar una vida normal durante ese tiempo.
6- El síndrome de Rapunzel
Este trastorno con nombre de cuento se le denomina de forma coloquial “El síndrome de Rapunzel” y se produce cuando una persona no puede evitar comerse su pelo. A la ingesta compulsiva de cabello también se le llama Tricofagia. Algunos casos raros pueden llegar a tragar tanto pelo que se les acumula una bola en el estómago (tricobezoar). A veces, las personas con este trastorno psicológico compulsivo puede llegar incluso a comerse el cabello de los demás.
7- El síndrome de Alicia en el País de las Maravillas
Este trastorno neurológico adquiere el nombre del personaje del cuento de Alicia en el País de las Maravillas porque quien lo padecen sufre una alteración de la percepción visual y la imagen corporal. Se presenta en dos formas diferentes: Micropsia, cuando el sujeto percibe el tamaño de las cosas mucho menor de lo que es en realidad; y la Macropsia, que causa el efecto contrario. Este síndrome se da en niños y en adultos y puede presentarse con alteraciones en la percepción en la forma, tamaño y situación espacial de los objetos, así como como distorsión en el transcurso del tiempo e incluso la propia imagen corporal, como le paso a Alicia en su visita al País de las Maravillas.