Partes del cerebro y sus funciones
¿Qué es el cerebro? ¿Cómo funciona? ¿Cuáles son las partes del cerebro? ¿Es cierto que solo usamos el 10% de nuestro cerebro? En las últimas décadas, son muchos los científicos que trabajan para dar respuesta a estas preguntas. Sigue leyendo si quieres saber más acerca de lo que se conoce a día de hoy sobre este fascinante órgano.
El cerebro es un órgano situado dentro de nuestra cavidad craneal que se encarga de controlar y regular la mayoría de las funciones de nuestro cuerpo. No solo controla funciones vitales y nuestros movimientos, sino que el cerebro es el encargado de procesar y analizar la información y los estímulos del ambiente en el que nos encontramos así como de dar una respuesta a ellos. El cerebro también está detrás de nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestras conductas, y de procesos cognitivos como la atención, la memoria, el aprendizaje, el almacenamiento de recuerdos… En definitiva, hablamos de un órgano clave a la hora de definir lo que somos. A lo largo de este artículo vamos a aprender un poco sobre él y cuáles son las partes del cerebro que hacen todo esto posible.
La parte por el todo: ¿cómo funciona nuestro cerebro?
En este artículo vamos a hablar de las partes del cerebro. No obstante, a pesar de que se ha observado que algunas áreas son especialistas en ciertas funciones, no debemos pensar que cada parte del cerebro se encarga únicamente de una función, ni que una función depende exclusivamente de un área cerebral.
A través de diversos estudios experimentales se ha observado que el cerebro trabaja de manera coordinada para casi todas las funciones cerebrales. Las distintas partes del cerebro que veremos a continuación se comunican unas con otras creando redes que se activan de forma conjunta, coordinada y sincronizada. Y es de esta activación simultánea y sincronizada de donde surge nuestra experiencia.
Por lo tanto, ¿es cierto que solo usamos el 10% de nuestro cerebro? Como podréis deducir de lo anteriormente expuesto, la respuesta es no. Esta creencia se conoce como uno de los muchos neuromitos que existen sobre el funcionamiento del cerebro y sus partes. Afortunadamente, hoy en día disponemos de la suficiente evidencia científica para desmentirlo. Entre otros argumentos, los estudios de neuroimagen muestran que el cerebro está activo incluso cuando estamos dormidos y que no hay ningún área que esté completamente inactiva.
Las partes del cerebro
Si hablamos en términos de la evolución del ser humano, podemos distinguir tres partes fundamentales en el cerebro:
El cerebro posterior (o rombencéfalo) se compone de la médula espinal, el puente y el cerebelo. El rombencéfalo es la primera parte del cerebro que apareció, evolutivamente hablando. Además, también es la primera que se desarrolla en los embriones humanos. Por este motivo, las funciones del cerebro inferior son las más básicas y están destinadas fundamentalmente a nuestra supervivencia. Ejemplo de este tipo de funciones de primera necesidad son respirar, tragar, dormir o controlar el funcionamiento de órganos vitales como los latidos del corazón o la presión sanguínea. Además, el cerebelo se encarga del equilibrio y es el experto a la hora de coordinar conductas motoras complejas como caminar, montar en bicicleta o jugar al fútbol.
La siguiente parte del cerebro en aparecer fue el cerebro medio, también conocido como mesencéfalo. El cerebro medio interviene como intermediario en procesos motores y sensoriales como la visión o la audición. Lesiones en esta parte del cerebro pueden producir parálisis o afectación del movimiento, como temblores o rigidez.
Por último, el cerebro anterior o prosencéfalo apareció en momentos avanzados de la evolución de nuestra especie, entre otras. También en el desarrollo prenatal es de las últimas estructuras del cerebro en formarse completamente. El cerebro anterior se encarga de las funciones más características de los humanos, como el lenguaje, la planificación o la resolución de problemas.
División del cerebro en hemisferios: ¿izquierdo y derecho son iguales?
Si dividimos la corteza cerebral en dos partes o mitades, nos encontramos con los hemisferios: el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho.
Aunque, como hemos mencionado antes, todo el cerebro trabaja de manera conjunta, sí es cierto que los hemisferios están más especializados en unas funciones que otras. Este hecho se conoce con el nombre de ‘lateralidad hemisférica’.
¿En qué está especializado cada hemisferio?
A nivel motor, los hemisferios funcionan de manera cruzada: el hemisferio izquierdo controla el lado derecho del cuerpo y el hemisferio derecho, el izquierdo.
Además, el hemisferio izquierdo, por lo general, es experto en todo lo que se relaciona con el lenguaje: habla, comprensión, lectura, escritura…y también en el cálculo aritmético. Esto es así generalmente para las personas diestras. Las personas zurdas tienen una probabilidad mayor de que su hemisferio derecho sea el que controle el lenguaje.
El hemisferio derecho, por su parte, es experto en todo lo que se refiere a información no verbal. Algunas de las funciones de las que se encarga el hemisferio derecho son procesamiento de imágenes en el espacio, reconocimiento de caras, melodías, dibujo, atención, tacto, sentido de la dirección o rotación mental de formas. En la capacidad para experimentar y manifestar emociones normalmente participan los dos hemisferios. No obstante, el hemisferio derecho parece tener mayor importancia en ciertos aspectos como la expresión de la cara, el recuerdo de situaciones emocionales o en la experiencia subjetiva de la emoción.
Y no es solo que cada hemisferio está especializado en una serie de funciones concretas, sino que se ha observado que a la hora de trabajar, cada hemisferio lo hace de su manera particular. Esto es, el hemisferio izquierdo se centra más en los detalles y procesa la información de una manera lógica, analítica y secuencial. El hemisferio derecho, por el contrario, prefiere procesar la información de una manera global, fijándose en el todo más que en las partes.
Cada una de estas letras grandes (L y F) están compuestas a su vez por letras de tamaño más pequeño (E y S). El hemisferio derecho es el encargado de que podamos crear una imagen global en la que vemos la L y la F. Y el hemisferio izquierdo trabaja en que podamos distinguir las E y S pequeñas que forman cada letra letra grande.
¿El hecho de que cada hemisferio trabaje de un modo particular y esté especializado en ciertas funciones tiene alguna utilidad? La respuesta a esta pregunta sería que de este modo el cerebro trabaja de una forma más efectiva y eficaz, eliminando las redundancias en las operaciones de cada hemisferio.
División de los hemisferios en lóbulos
Dentro de cada hemisferio pueden distinguirse cuatro partes. Estas partes del cerebro se conocen como lóbulos frontales, parietales, temporales y occipitales.
Los lóbulos frontales están detrás y por encima de la frente. Son los responsables de la mayor parte de nuestras experiencias, en especial, de las más características de los humanos. Gracias a los lóbulos frontales podemos hablar de funciones como el lenguaje, la atención, la resolución de problemas, la toma de decisiones, la planificación, el autocontrol o el establecimiento de metas y objetivos personales. Los lóbulos frontales también se encargan de controlar funciones motoras.
Los lóbulos parietales se encuentran en la parte superior-posterior de la cabeza. Dentro de sus principales funciones está la de integrar la información que nos llega a través de los múltiples canales sensoriales. Por ejemplo, integrar el sonido de una sirena de ambulancia con su imagen. Los lóbulos parietales también se encargan de interpretar información sobre la temperatura o la textura de un estímulo, así como la presión y el dolor.
Los lóbulos temporales se encuentran lateralmente, por detrás de las orejas. Son expertos en desentrañar información auditiva compleja (como la música). También juegan un papel esencial a la hora de orientarnos en un contexto y en la memoria y la codificación de la información de corto a largo plazo.
Los lóbulos occipitales se localizan en la parte posterior del cerebro y están especializados en procesar la información visual.
Curiosidades y funciones de algunas partes del cerebro
El sistema límbico: Este sistema se compone de estructuras como la amígdala, el giro cingulado y el hipocampo, las cuales desempeñan funciones relevantes para nuestras emociones y motivaciones. Cada vez que experimentamos una emoción (especialmente emociones como el miedo, estrés o angustia) la amígdala se activa. Además, la amígdala nos permite asociar recuerdos a situaciones o estímulos que nos han generado una emoción intensa.
Los ganglios basales: Incluyen el caudado, el putamen y el globo pálido. Los ganglios basales tienen una gran influencia en prácticamente todos los aspectos del control del movimiento. Tras una lesión en estas partes del cerebro, los pacientes experimentan movimientos involuntarios extraños de los que no tienen control. Estas estructuras también juegan un papel importante en la adquisición de nuevos hábitos y conductas.
El tálamo: Esta parte del cerebro contiene núcleos y centros de procesamiento para todos los sentidos (excepto para el olfato). El tálamo constituye una especie de vía de paso para la información que viaje desde los órganos de los sentidos hasta la corteza cerebral. Además, el tálamo también tiene un importante papel en la alerta y producción de sueño. Y no solo eso, sino que el tálamo también parece participar en otros procesos, como en la memoria, ya que lesiones en esta parte del cerebro provocan amnesia y problemas para aprender nueva información.
Hipotálamo: Como indica su nombre, se encuentra debajo del tálamo. Es responsable de mantenernos sanos y salvos, regulando necesidades esenciales para la vida y la reproducción como la sed, el apetito y la activación sexual. De hecho, el hipotálamo es una de las partes del cerebro que se encarga de regular la homeostasis o el equilibrio de todo el cuerpo. El hipotálamo también se ha relacionado con las emociones, especialmente en conductas de respuesta de defensa.
¿De dónde hemos sacado esta información?
Gainotti, G. (2012). Unconscious processing of emotions and the right hemisphere. Neuropsychologia, 50, 205-218. Artículo de revisión en el que se plantea la relación del hemisferio derecho con el procesamiento de las emociones a nivel inconsciente.
Gil, R. (2007). Neuropsicología. Barcelona, España: Elsevier. En este manual podemos encontrar conocimientos fundamentales sobre la anatomía y fisiología del cerebro, así como en qué consisten los principales trastornos consecuencia de lesiones cerebrales.
Kolb, B. y Whishaw, I.Q. (2017). Neuropsicología humana. Madrid, España: Panamericana. En este libro podemos aprender cómo funciona el cerebro, de qué partes se compone, qué funciones tiene y qué ocurre cuando hay alteraciones en el mismo.
Lezak, M. D., Howieson, D. B., Bigler, E. D. y Tranel, D. (2012). Neuropsychological Assessment (Fifth Edition). Nueva York: Oxford University Press. Manual de neuropsicología de referencia en el que se describe la anatomía y el funcionamiento del cerebro, así como las alteraciones que pueden producirse en éste y cómo evaluarlas.
Ormrod, J. E. (2005). Aprendizaje humano (IV Edición). Madrid, España: Pearson Educación. Este libro habla sobre las bases cerebrales y teóricas del aprendizaje y la memoria en los humanos.
Peyrin, C., Chauvin, A., Chokron, S. y Marendaz, C. (2003). Hemispheric specialization for spatial frequency processing in the analysis of natural scenes. Brain and Cognition, 53, 278-282. Artículo de investigación en el que se estudian los distintos estilos de procesamiento de los hemisferios izquierdo y derecho y su papel en el procesamiento de frecuencias espaciales.
Sánchez-Navarro, J.P. y Román, F. (2004). Amígdala, corteza prefrontal y especialización hemisférica en la experiencia y expresión emocional. Anales de Psicología, 20, 2, 223-240. Artículo de revisión de la información acerca del papel de estas estructuras cerebrales en la emoción.
Tokuhama-Espinosa, T. (2018). Neuromyths: Debunking false ideas about the brain. New York: W.W. Norton & Company, Inc. Este libro intenta desmontar muchos de los neuromitos más extendidos, como el del uso de solo un 10% del cerebro.
Soy psicóloga sanitaria y neuropsicóloga interesada en comprender cómo funciona nuestra mente desde que tengo uso de razón. Actualmente trabajo investigando procesos relacionados con el TEA.