Nostalgia: ¿Por qué sentimos esta sensación?
Ver un álbum de fotos familiar, escuchar canciones antiguas, volver a un lugar en el que has vivido, probar aquella comida que tu madre te preparaba… Simplemente, recordarlos nos transportan a aquel lugar, nos hace revivir esas sensaciones, olores, e incluso hasta a traer personas que hace tiempo que no vemos… A su vez, nos invade una dulce tristeza y añoranza que nos hace pensar lo difícil que sería estar tan feliz como en aquella época, y que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor…. pues efectivamente, esto es la nostalgia. ¿Quieres saber más?
¿Qué es la nostalgia?
Etimológicamente, la palabra nostalgia proviene del griego: νόστος Nostos, significa regreso y ἄλγος algos dolor, es decir, se podría traducir como regreso al dolor.
Johannes Hofer, un médico suizo, fue el que unió en 1688 estas dos palabras griegas y le dio nombre a Nostagia. Lo hizo tras una publicación en su tesis de la Universidad de Basilea. En esta tesis pretendía explicar una epidemia que se había dado entre algunos miembros de la Guardia Suiza y los mercenarios, que cuando estaban destinados lejos, se comportaban y se sentían de una manera difícil de explicar: invadidos por la tristeza y melancolía, incapacitados por su añoranza del hogar, sin parar de suspirar, con palpitaciones, habían perdido el sueño y el apetito llegando incluso en algunos casos hasta morir. Lo que resultaba curioso es que cuando volvían, recuperaban su alegría y felicidad, sin apenas haber cambiado nada. A este estado en el que se encontraban los soldados, se le llamó Nostalgia, refiriéndose a cómo se sienten las personas cuando echan de menos a alguien, notan la ausencia de algo y con la añoranza con la que se recuerdan momentos del pasado.
En España se utiliza como sinónimo de nostalgia, la palabra Morriña, un término gallego que es utilizado comúnmente cuando se echa de menos algún lugar, sus personas o costumbres, que por circunstancias adversas es difícil de volver a recuperar completamente. Se podría decir entonces que nostalgia es el anhelo, y la añoranza que se tiene al recordar algo que se tuvo y que ya no puede volver a tener, como consecuencia del paso del tiempo.
Es así que se suele sentir nostalgia con vivencias conectadas profundamente con las emociones, como por ejemplo cuando nos enseñaron a montar en bicicleta, o un juguete que compartíamos con un viejo amigo, una comida siempre presente en las celebraciones familiares… donde nuestra implicación emocional ha sido intensa, a lo largo de un período de tiempo. Además, normalmente estos recuerdos han supuesto un aprendizaje imprescindible para nuestro desarrollo, conformando parte de nuestra identidad e historia de vida.
Sin embargo, es curioso, que cuando se siente nostalgia, solo se nos vienen a la cabeza recuerdos de momentos en los que fuimos felices y alegres, dejando al margen momentos difíciles o situaciones duras por las que se tuvo que pasar en aquella época. Parece que la nostalgia a veces podría funcionar como un recurso al que recurre nuestra mente cuando estamos adaptándonos a una situación nueva, en la que no terminamos de encajar, volviendo al pasado como forma de alcanzar el equilibrio emocional.
Tipos de nostalgia
Algunos investigadores como Svetlana Boyn, clasificaron la nostalgia en dos tipos: nostalgia “restauradora” y nostalgia “reflexiva”. La primera intenta retornar al pasado porque ve en ese momento del ayer, un estado de felicidad y bienestar. La nostalgia reflexiva por su parte, la considera como la más saludable, ya que vuelve al pasado, pero entiende que lo más importante es el aquí y ahora, constituyendo lo vivido como un legado muy importante en nuestras vidas. Es así que Boyn propone que la nostalgia podría funcionar de estas dos formas, siendo la nostalgia reflexiva la más útil para seguir adelante.
Desde siempre, el ser humano, ha estado conectado continuamente con el pasado, pues lo que vive en él, es el resultado de lo que es en el presente. Le cuesta mucho deshacerse emocionalmente del vínculo que le une con sus recuerdos, convirtiéndose así en un lazo estrecho cuando aparece la nostalgia.
¿Por qué sentimos nostalgia?
A pesar de ser un término comúnmente conocido, muy poca gente conoce para qué sirve la Nostalgia. Al igual que las emociones más básicas y primarias (alegría, tristeza, ira, asco…), la nostalgia evolutivamente tiene un gran valor, ya que nos garantiza la supervivencia a través de las múltiples funciones que cumple en la mente del ser humano.
Recientemente, un nuevo estudio impulsado por la Fundación Nacional para los Lugares de Interés Histórico o de Belleza Natural y la Universidad de Surrey, sugieren que los recuerdos que evocan el sentimiento de nostalgia, dan lugar a una serie de procesos cerebrales que fomentan nuestro bienestar. Se ha relacionado sentir nostalgia con tres regiones cerebrales principales: la amígdala (el núcleo principal del control de las emociones, regulando las respuestas emocionales y siendo la encargada del aprendizaje emocional), circuitos vinculados al sistema de recompensa del cerebro (un conjunto de mecanismos cerebrales que permiten que asociemos situaciones a sensaciones de placer, con el objetivo de repitamos conductas y estímulos que nos gustaron en el pasado), y la memoria, en su función de almacenamiento de los recuerdos junto a las emociones vividas en él.
En esta línea, el cerebro y los procesos que los subyacen, cumplen una función adaptativa a lo largo de toda la vida.
Nostalgia en la juventud
Alrededor de la juventud, la memoria es cuando tiene mayor capacidad de almacenamiento, incorporar recuerdos, almacenar experiencias dolorosas o de sufrimiento. Esta capacidad es útil para construir el aprendizaje emocional, recordándolas posteriormente para no repetir aquellas vivencias que nos desagraden y nos hayan ocasionado dolor. Así estos aprendizajes van conformando nuestros pasos hacia la vida adulta.
Nostalgia en la vida adulta
A lo largo de la vida adulta esta capacidad de almacenamiento disminuye, y se tiende a seleccionar y a dar lugar los recuerdos positivos, ya que los aprendizajes emocionales se han consolidado y se tiene más consciencia de lo que se debe repetir. Es aquí donde normalmente se acentúa la nostalgia, al no ser tan necesaria esta función adaptativa. Este filtro con respecto a las experiencias positivas y agradables se hace imprescindible para encarar las dificultades de la vida adulta, especialmente al final de la vida, llenándola de entusiasmo y optimismo. Los aprendizajes negativos ya no son tan útiles de adquirir, ya que han dado lugar a un buen desarrollo.
Nostalgia como refuerzo emocional
En esta línea, en un estudio publicado en Journal of personality and Social Psychology, se afirmaba que las personas que suelen experimentar este estado de nostalgia, les sirve como un modo de hallar un impulso vital en un momento dado, cumpliendo la nostalgia una finalidad psicológica para el ser humano, por ser un refuerzo emocional muy fuerte.
Este filtro positivo que conlleva la nostalgia, a su vez funciona en muchas ocasiones como una evasión de las preocupaciones diarias. La capacidad para revivir o mantener sentimientos positivos la asocian con una mayor capacidad para la regulación de las que a su vez puede promover una adaptación exitosa al estrés y contribuir a aumentar la resiliencia en las personas. Recordar estas vivencias, da lugar a sentimientos de relajación, calma y seguridad. Asimismo, compartirlas con los allegados a su vez, aumenta estos beneficios.
En un reciente estudio de Speer, Bhanji,y Delgado (2014) se demostró que tras evocar a los participantes recuerdos de experiencias pasadas que le provocaban añoranza, también conseguían reproducir a nivel cerebral las emociones positivas vividas y mejorar notablemente su estado de ánimo. Se ha descubierto, que estos sentimientos podrían funcionar como autorreguladores emocionales, fomentando el equilibrio y bienestar psicológico de las personas, especialmente cuando se sienten confusos, o deprimidos con respecto a la situación que viven. Así, rememorarlas, ayuda a equilibrar la autoestima, aporta serenidad y seguridad en uno mismo. Se trata de reconstruir la propia historia de vida a través de la suma y reformulación de todas las experiencias pasadas que nos ha llevado hasta donde estamos, y que sin ellas no podríamos ser los mismos.
Esta conexión profunda con el pasado nos ayuda a afrontar mejor el futuro. Aporta una sensibilidad especial a la persona a la hora de vivir y analizar los matices que constituyen la realidad, fomentando una visión más clara con respecto a su futuro. Evocar estos sentimientos y recuerdos les funciona como promotores del cambio, impulsando la creación de nuevas metas y objetivos, volviendo al paso como estrategia de superación ante las adversidades presentes.
Algunos estudios realizados por el psicólogo Constantine Sedikides, determinaron que las personas más propensas a sentir nostalgia son menos propensas a tener pensamientos persistentes relacionados con la muerte y resultaban menos vulnerables a sentimientos de soledad. Es por ello que desmonta la debilidad y tendencia a un estado de ánimo más deprimido, que comúnmente se ha asociado a las personas más nostálgicas. La nostalgia funcionaría como un almacén de emociones positivas en la memoria, al cual podemos acceder conscientemente, y recurrir continuamente a lo largo de nuestra vida para reforzar nuestras emociones. Los investigadores lo asocian como un “recurso para dar significado” a nuestra vida. Es una forma de acceder el pasado, una vez superadas las adversidades, y experiencias negativas, reformulándolas desde un punto de vista optimista. Así, surgen las añoranzas, recordando solo parte de los aspectos de las vivencias, fruto del crecimiento y evolución.
¿Qué podemos hacer cuando sentimos nostalgia?
Entender la nostalgia como un sentimiento natural nos ayudará a convivir con ella y saber cómo hacerle frente. No es necesario preocuparse si tenemos periodos en los que podemos sentir más añoranza o nostalgia, como ya hemos visto, cumple una función adaptativa en nuestra vida. A continuación, como recomendación, veremos algunas estrategias para normalizar la nostalgia y conseguir sacarle el máximo partido:
1. Identifica qué notas en tu cuerpo cuando sientes ese anhelo al que llamas nostalgia.
Tener claro las sensaciones corporales y físicas, nos ayudará a ser consciente de cuando aparece la nostalgia en nuestras vidas y ver cómo nos hace sentir. Algunas personas notan hormigueo en distintas partes del cuerpo, pelos de punta, temblor o escalofrío que recorre de una parte a otra del cuerpo, dolor en el pecho, sensación o ganas de llorar, suspirar… Saber cómo sucede la nostalgia en nuestro cuerpo, nos ayudará a que sea más fácil de identificar y actuar ante ella.
2. Actívate cuando sientas nostalgia.
No te dejes llevar demasiado por los estímulos que produzcan esa nostalgia. Si el mirar unas fotos de un antiguo novio o de una amiga con la que no tenemos contacto, nos hace daño, lo mejor es que las guardemos hasta que estemos preparados para mirarlo desde otro punto de vista, sin hacernos daño y sin recrearnos demasiado en el dolor. Evita estancarte en estos sentimientos de anhelo, melancolía y tristeza. Aprovecha estos sentimientos como una oportunidad para generar cambios en tu vida y recuperar todo eso que tanto echas de menos, pero devolverlo de una forma más actualizada, renovada y útil para ti en el presente.
3. Repite las emociones positivas que te provocan esos recuerdos
Mejora tu estado de ánimo recordando estos momentos únicos ya vividos. Utiliza la alegría, la felicidad y el recuerdo aquellos momentos para compartirlos con las personas que lo vivieron contigo, retomando el contacto o visitando aquel lugar para ver cómo ha cambiado.
4. Desarrolla tu creatividad
Programa nuevos retos, crea nuevos planes, objetivos y metas a corto y largo plazo. Planea el futuro para poder recrear experiencias similares, sabiendo qué es lo que mejor te viene y con intención de repetirlo. Es una forma de revivirlo, pero construyendo nuevos recuerdos.
5. Sé honesto contigo mismo
No todo el pasado fue mejor que la realidad actual. Todas las etapas, conllevan aspectos positivos y negativos. Fomenta el equilibrio de las emociones que te evocan estos recuerdos, buscando la similitud de situaciones que te parecen difíciles de superar en la actualidad con respecto a las del pasado. A veces, sentir nostalgia, nos hace filtrar los recuerdos, y olvidar algunas adversidades que también forman parte de esas experiencias.
6. Extrae los aprendizajes que te evocan los recuerdos de aquella época
Seguramente, recordar y ver cómo resolviste aquellas situaciones difíciles del pasado, sea una buena forma de buscar estrategias para resolver otras del presente en las que no sabes cómo actuar. Recordar situaciones difíciles por las que pasaste y superaste airosamente, a través de tu propio esfuerzo, te puede animar a ser más optimista a la hora de resolver situaciones que te parecen ahora difíciles de afrontar.
7. Evoluciona sintiendo nostalgia
Anota qué ha cambiado en ti a lo largo de este tiempo, de qué forma has crecido a nivel personal, qué puedes hacer para mejorar y recuperar ese yo del pasado que ha hecho frente a tantas adversidades. Construye tu identidad a través de todos estos recuerdos. Para ello, puede ser útil escribir y redactar tu propia historia de vida, y echarle un vistazo cuando lo necesites.
Trastornos asociados a la nostalgia
Como hemos visto, sentir nostalgia es un sentimiento natural que puede tener cualquiera, y que puede aparecer a lo largo de toda la vida. Es una especie de recordatorio de los puntos clave que han marcado nuestra historia de vida. Sin embargo, sentirlo a menudo y dejarnos llevar por ello, limitando algunas áreas de nuestra vida (social, académica o laboral) es una señal que nos indica que la nostalgia se puede estar convirtiendo en algo nada beneficioso para nosotros.
De esta forma, puede ser que si sentimos nostalgia muchas veces en el día posiblemente habrá algo en nuestras vidas, que no termina de funcionar del todo bien. Removernos demasiado entre la nostalgia, puede llevarnos a su vez a navegar entre sentimientos de soledad, falta de sentido de la vida y desconexión del mundo que le rodea. Puede hacer que nos anclemos en el pasado, olvidándonos de vivir el momento actual.
El ser humano tiene la tendencia de acumular por si acaso, y a veces hasta lo hace con los recuerdos. Nos da miedo soltarlos porque fueron muy importantes para nosotros y no lo queremos perder. Pasamos gran parte del día recordando momentos y cosas, pero a veces anclarnos demasiado en nuestros recuerdos de forma obsesiva, puede provocar que la nostalgia se vuelva adictiva, entrando en un mar de recuerdos que nos ahogan. Así, puede que estemos comenzando a entrar en un terreno peligroso en el que tanto nuestra autoestima como nuestro estado de ánimo se pueden ver afectados, ya que estamos dejando de lado el presente y reexperimentando un pasado que nunca se va, ni tampoco va a volver. Esto puede hacernos mucho daño y no dejarnos disfrutar del aquí y ahora.
Así, volver al pasado en exceso, sentirnos decaídos, desesperanzados con respecto al futuro y creer que nuestro presente no es lo mejor, en muchas ocasiones, va unidos también a insomnio, y a una bajada de rendimiento académico o laboral puede llevarnos a casos extremos en los que la nostalgia se puede volver patológica. Es normal y propio en el ser humano pasar por momentos en los que estamos tristes, decaídos, desanimados anhelando el pasado, cuando no nos gusta el presente. Estas emociones humanas surgen como reacción a los obstáculos que nos pone la vida. Sin embargo, si estas emociones permanecen demasiado tiempo o son muy intensas, esto podría llegar a constituir una enfermedad que tiene por nombre trastorno depresivo. Se trata de una tristeza intensa que es patológica, duradera, asociado también a otros síntomas: incapacidad para sentir placer, notable falta de energía, la pérdida de peso y apetito, trastornos del sueño, fatiga, dificultades para concentrarse, y sucesión de ideas reiteradas de sentimiento de culpa, preocupación excesiva por la salud e intentos suicidas.
Como recomendación, en estas ocasiones en las que nos vence la tristeza y melancolía que nos produce la nostalgia y no podemos deshacernos de ella por nosotros mismos, no se debe dudar en pedir ayuda especializada. Acudir a un profesional de la psicología, que nos guíe para salir de ese pozo de tristeza, es la mejor forma de superarla, a través de una intervención individualizada, adaptada a lo que necesitamos para una recuperación sana.
Volver al pasado y recordar, no es nada malo. Echar la vista al pasado es bueno para reconocer los errores que cometimos y aprender de ellos: recordar para aprender y saber cuál es la mejor manera de seguir hacia delante. La felicidad la debemos buscar en el presente, y en el momento real que es el único a través del cual nos puede aportar una felicidad verdadera.