Fases del Alzheimer: como avanza la enfermedad
Hay personas mayores que se olvidan del nombre de alguien o no recuerdan dónde han dejado las llaves de casa. Este tipo de olvido es normal. Pero, olvidarse de cómo ir al supermercado, confundirse en lugares que una persona conoce bien o hacer preguntas una y otra vez pueden ser señales de un problema más grave. Este problema podría tratarse de la enfermedad de Alzheimer. En este artículo os contamos las fases del Alzheimer.
¿Qué es el Alzheimer?
El envejecimiento es un proceso biológico y universal. Es un acontecimiento natural en toda vida. No tiene por qué llevar implícito la enfermedad, pero sí se caracteriza por una progresiva pérdida o déficits de ciertas funciones físicas y mentales.
Cada ser humano envejece de forma diferente. Hay personas de sesenta años que desarrollan una demencia y otras con noventa que conservan sus capacidades mentales.
El Alzheimer es una enfermedad neurológica, progresiva e irreversible que causa demencia y cuya característica más conocida es la pérdida de memoria.
Es decir, se trata de una reducción progresiva de la capacidad de pensar, recordar, aprender y razonar, que ocasiona una dificultad cada vez mayor para cuidarse y dirigirse a sí mismo.
Fases del Alzheimer y curso evolutivo de esta enfermedad
En la enfermedad de Alzheimer, se habla de tres fases o etapas de enfermedad: Leve, Moderada y Grave. A continuación se describe cómo es el proceso de la enfermedad y las características de cada etapa. No obstante, no hay un orden ni tiempo preciso en cuanto a los hechos que aquí se presentan. Aunque lo que se indica es lo que se conoce como enfermedad de Alzheimer, también sabemos que cada persona es un mundo y existen personas que viven los síntomas de forma individualizada.
Primera Fase del Alzheimer: Fase Leve
La primera fase tiene una duración aproximada de 3 años y en ella se observa un lento deterioro en la memoria episódica, especialmente. Es decir, la persona olvida eventos recientes, no importa que hayan pasado 10, 15 o 20 minutos de un hecho determinado. Puede no recordar que ya comió u olvidar la conversación que tuvo con su hijo minutos antes. Asimismo, la percepción de su medio ambiente se ve disminuida, lo mismo que la memoria en cuanto al tiempo y el espacio se ve afectada.
En la persona empieza a surgir una típica desorientación de lo que le rodea, no reconociendo bien el lugar donde está. Así, es muy común que la persona no recuerde cómo llegar a las tiendas que siempre ha frecuentado, saber dónde está el banco, al que siempre ha ido; qué dirección tomar para ir a la iglesia, a la que asiste todos los domingos; o bien, qué camino tomar para regresar y llegar de vuelta a casa. Otros ejemplos son el no recordar la fecha, ni el día ni el mes en que vive o no saber la hora que es.
Del mismo modo surgen otros detalles como son una disminución en la concentración y una fatiga cada vez más notoria. Se presentan cambios de humor y síntomas de depresión con apatía, pérdida de iniciativa y falta de interés. Junto a ello, a la persona se le comienza a notar inquieta, mostrando agitación y ansiedad. Estos últimos síntomas, es muy común que ocurran al atardecer o durante la noche. Por otra parte, el lenguaje, las habilidades motoras y la percepción son conservadas. El paciente es capaz de mantener una conversación, comprende bien y utiliza los aspectos sociales de la comunicación.
Segunda Fase del Alzheimer: Fase Moderada
En esta segunda fase, todos los aspectos de la memoria empiezan progresivamente a fallar. Esta fase tiene una duración aproximada de 3 años, durante el cual se producen importantes alteraciones de la función cerebral con aparición de síntomas más preocupantes o que llaman más la atención. Comienzan a surgir problemas de lenguaje (afasia), funciones aprendidas (apraxia) y reconocimiento (agnosia).
Por afasia se entiende dificultad en el lenguaje. A la persona le cuesta trabajo hablar, expresarse y darse a entender. Dice unas palabras por otras. La apraxia se refiere a las dificultades que presenta para llevar a cabo funciones aprendidas. La persona no puede ni sabe cómo vestirse, no sabe utilizar los cubiertos, etc. La agnosia consiste en una pérdida de la capacidad para poder reconocer a las personas con las que convive. Y, aunque esta pérdida no es total, pues de cierto modo aún reconoce ambientes familiares y conserva la orientación personal (sabe su nombre, edad, lugar de nacimiento), sus desaciertos son cada vez más frecuentes.
Por otra parte, se torna descuidado en su higiene personal. Ya no se arregla como antes; se le nota sucio y descuidado, les da por no querer bañarse o decir que ya lo hicieron, enojándose cuando se les recrimina.
Aparecen algunos rasgos de tipo psicótico. Imagina que ve gente la cual no existe, escucha ruidos que nadie oye o piensa y cree firmemente que alguien va a llegar por él. Empieza a preguntar por personas que ya murieron (su padre, su madre, su hermano) y todas estas imágenes que pasan por su mente, realmente le inquietan.
La dependencia con respecto a un cuidador es cada vez mayor. Las aficiones que tenía, las actividades sociales, de ocio y de recreo pierden totalmente su valor, mostrándose aburrido, flojo, apático o somnoliento.
La persona empieza a hacer acciones repetitivas rayando lo obsesivo. Vagabundea, recorre la casa por todas partes, ordena la ropa o los papeles varias veces al día, su mirada cambia . En esta etapa, resulta obvio que la capacidad para el pensamiento abstracto y la habilidad para llevar a cabo operaciones de cálculo desaparecen por completo. No pueden realizar las más sencillas operaciones, aunque sí, tal vez, recitar de memoria las tablas de multiplicar.
Tercera Fase del Alzheimer: Fase Grave
En esta tercera etapa, se presenta una amplia y marcada afectación de todas y cada una de las facultades intelectuales. Los síntomas cerebrales se agravan, acentuándose la rigidez muscular así como la resistencia al cambio postural. Pueden aparecer temblores y crisis epilépticas.
El paciente de Alzheimer no reconoce a sus familiares e incluso puede no reconocer su propio rostro en el espejo. La personalidad que siempre acompañó a la persona, cambia en gran medida. Se muestran profundamente apáticos, perdiendo las capacidades automáticas adquiridas como la de lavarse, vestirse, andar o comer, y presentan una cierta pérdida de respuesta al dolor.
Más adelante, tienen incontinencia urinaria y fecal. En la mayoría de los casos la persona termina encamada, con alimentación asistida.
Para concluir, resaltar que el ideal del mundo de la enfermedad de Alzheimer es su detección precoz al que, a pesar de que se van consiguiendo muchos avances, aún no hemos llegado definitivamente. Por tanto, en la actualidad es muy importante su diagnóstico temprano y sobre todo detectar las fases anteriores a la misma. Así que, este artículo espera ayudar a la profundización del conocimiento del Alzheimer a fin de alertar ante los síntomas más habituales de esta enfermedad.
Psicóloga General Sanitaria. Exploradora e investigadora en educación. Especialista en la búsqueda de las necesidades y características de cada niño.
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