Factores de riesgo de la Esclerosis Múltiple: ¿cómo influye la Vitamina D?
La Esclerosis Múltiple (EM) es la enfermedad neurológica más frecuente del sistema nervioso central en el adulto jóven. Suele aparecer entre los 20 y 30 años y se caracteriza por una inflamación del cerebro y de la medula a consecuencia de la pérdida de la capa de mielina. El curso de la enfermedad es caprichoso y varia de una persona a otra. Se produce por brotes que van afectando en diferente grado a diversos sistemas. Es común sentir fatiga, falta equilibrio y coordinación, alteraciones visuales, sensitivas, cognitivas y emocionales, problemas intestinales y en la vejiga, temblores… Una persona con EM probablemente experimentará más de un síntoma pero nunca todos los síntomas ni en el mismo grado. La EM es una enfermedad compleja, con una gran variedad de tratamientos que sirven para retrasar la progresión de la enfermedad o para tratar los síntomas que se van manifestando, pero no las causas. En este artículo vamos a hablar sobre las causas y algunos de los factores de riesgo de la esclerosis múltiple que nos ayuden a comprender mejor esta enfermedad.
Causas de la Esclerosis Múltiple
Hasta el momento, las causas de la EM son desconocidas y probablemente tiene un origen multifactorial. Lo que parece claro es que se trata de una enfermedad autoimnune.
El sistema inmune es el que se encarga de luchar contra los agentes extraños y potencialmente peligrosos para nuestro cuerpo. Por ejemplo, cuando estamos resfriados, nos infectamos por un virus o crece una célula cancerosa, el sistema inmune se activa y sale en defensa de nuestro organismo destruyendo estas células malignas, atacando a los virus, a las bacterias o a los organismos extraños que considera amenazantes. Lo que ocurre en las enfermedades autoinmunes es que nuestro sistema inmune no reconoce como propios algunas células o órganos de nuestro propio cuerpo, por lo que sale a destruirlos. En el caso de la EM, el sistema inmunitario reacciona contra la mielina y la destruye porque la reconoce como un cuerpo extraño y, por tanto, peligroso.
Otra de las causas que se barajan y que, a pesar de no estar muy contrastada, no se puede excluir es que la exposición a ciertos virus en la infancia favorezca la aparición de EM.
Factores de riesgo de la Esclerosis Múltiple
Sexo
La incidencia de EM es mucho mayor en mujeres que en hombres.
Factores genéticos
La EM no es una enfermedad genética, aunque parece ser que existe cierta predisposición hereditaria, ya que es habitual encontrar casos de EM en una misma familia.La EM es una enfermedad compleja que se rige por un patrón de herencia “poligénico”, en el que varios genes sometidos a unos condicionantes ambientales desconocidos pueden predisponer a la enfermedad.
Existe una amplia investigación en el campo de la genética y se han encontrado varias mutaciones en genes relacionados con inflamación y necrosis tumoral entre otros. Los estudios de GWAS han encontrado muchos nuevos genes relacionados con EM aunque todavía no están claras todas las relaciones funcionales que pueden tener estas mutaciones.
Factores ambientales
Parece que la región geográfica donde uno ha nacido o se ha criado también influye en la incidencia de EM. Así en países de Europa del Norte y Central es más frecuente encontrar casos de EM que en los países del sur de Europa o África. Todavía se desconocen exactamente qué factores ambientales son los implicados en estas diferencias pero parece que la relación existe.
Niveles de estrés y fluctuaciones hormonales
Padecer altos niveles de estrés tanto físico como emocional puede ser el desencadenante de los brotes en la EM. También se ha visto que las fluctuaciones hormales pueden jugar un papel en la aparición de los brotes de EM.
Deficiencia de la Vitamina D durante el embarazo
Un estudio reciente conducido por Kassandra L. Munger, del Harvard Chan School of Public Health en Boston, ha encontrado que el riesgo de desarrollar EM aumentaba en un 90% en aquellos niños cuyas madres presentaron déficits de vitamina D durante el primer trimestre de embarazo (niveles de 25(OH)D por debajo de 12.02 ng/mL) comparado con las madres que tenían niveles normales de esta vitamina. El estudio no muestra si proporcionar vitamina D durante el embarazo disminuye el riesgo de EM en el futuro pero sí abre nuevas vías de investigación en el tratamiento.
Sabemos que la vitamina D es un nutriente muy importante y necesario para mantener los huesos fuertes (ya que ayuda a absorber el calcio), pero también es necesaria para que los músculos puedan moverse, los nervios puedan transmmitir información sin dificultad y para que el sistema inmunitario combata los virus y las bacterias que lo invaden. También sabemos que la vía de absorción más habitual de esta vitamina es la exposición solar (aunque también se encuentra en alimentos como los pescados azules, los quesos y el hígado vacuno). Aunque del estudio no se pueden desprender conclusiones causales, ya que otros estudios no han mostrado de manera clara esta asociación y por lo tanto el tema necesita más investigación, creo que es interesante observar que precisamente los países donde hay más exposición solar sean los que menos indicencia tienen de EM.
Cristina es psicóloga, especialista en neuropsicología, investigación y rehabilitación cognitiva. Sin embargo, es comunicadora de vocación. Apasionada por el lado más curioso y extraordinario de la neurociencia, acerca temas clínicos del sector salud-investigación a un público no especializado a través de publicaciones interesantes, amenas, que puedan inspirar y ser útiles para el lector.