Disfasia: Una completa guía para comprender este trastorno del lenguaje

Completa guía sobre la disfasia. Información útil que te permitirá conocer y comprender este trastorno del lenguaje, que se manifiesta con dificultades para hablar,  expresarse, y/o comprender el lenguaje. Descubre qué es, sus síntomas, causas, tipos, diagnóstico, intervención y tratamiento. Conoce interesantes consejos para poder ayudar al niño que padece esta alteración del lenguaje, ¡y mucho más! Si tienes cualquier duda, puedes dejarnos tu comentario abajo, y te responderemos. 

Disfasia
Disfasia

¿Qué es la Disfasia? 

La disfasia, también conocida como trastorno específico del lenguaje, TEL (Specific Language Impairment, SLI), es un trastorno en la adquisición del lenguaje oral, originado por una lesión en las áreas del cerebro específicas del lenguaje. Se manifiesta en una alteración en la expresión y comprensión del lenguaje. 

Las personas con disfasia pueden tener dificultades para entender lo que otra persona está diciendo, y no ser capaces de expresarse de forma coherente. Al hablar, les cuesta encontrar las palabras adecuadas, por lo que algunas veces utilizan palabras que no tienen sentido. Suelen utilizar mímica o gestos para poder expresarse.

La disfasia forma parte de los trastornos específicos del aprendizaje, junto con la dislexia o discalculia, y, a pesar de ser un trastorno poco conocido, afecta a 1 niño de cada 100; siendo tres veces más común en niños que en niñas.

Este trastorno específico del lenguaje está reconocido como una discapacidad, y los niños que padecen este trastorno tienen más dificultades para memorizar y comprender, así como para estructurar la información que quieren expresar.

Síntomas de la disfasia

A continuación detallamos los síntomas más frecuentes en la expresión y comprensión del lenguaje:

Síntomas de disfasia relativos a la expresión:

  • La aparición de las primeras palabras se produce con mucho retraso.
  • La forma de comunicarse es pobre y tienen dificultades para adaptarse a la persona que les habla.
  • Omitir elementos gramaticales relevantes a la hora de organizar una frase que desean expresar
  • Existe pobreza de vocabulario.
  • Su nivel de expresión se considera muy bajo. Apenas se expresan y cuando lo hacen son emisiones pobres y en su mayoría sin sentido
  • Pocas muestras de intenciones de llegar a los demás.
  • Presentan dificultad para emplear los pronombres personales más allá de los 4 años.
  • El orden de sus frases y palabras se va a regir por el pensamiento que las ha creado, llegando muchas veces a ser jerga propia del niño.
  • Tienen problemas para estructurar sintácticamente las oraciones, lo que se denomina agramatismo.
  • No usa las partículas que relacionan unas frases con otras, como, por ejemplo, las preposiciones o conjunciones.
  • Emplean los verbos en forma atemporal: con infinitivos y perífrasis verbales.
  • No emplean el lenguaje con una función concreta.
  • Presentan dificultad al emitir palabras o unir los sonidos.

Síntomas de disfasia relativos a la comprensión:

  • En ocasiones pueden parecer niños sordos como consecuencia de la alteración que sufren de la comprensión.
  • Presentan más dificultades que los niños con retraso del lenguaje.
  • Tienen dificultad para recordar y repetir frases largas.
  • Apenas existe comprensión sobre información abstracta, espacial y temporal.
  • La comprensión de las propiedades y los usos de los objetos se vieron afectados.
  • Repiten palabras sin saber su significado.
  • Tener dificultades a la hora de sintetizar una historia que les contado con anterioridad.
  • Puede llegar a no haber ningún tipo de estímulo verbal, siendo considerado esta situación como sordera verbal.
  • Presenta las dificultades al aprender de una lectura.
    Y con lo que otros:
  • Alteraciones en el ritmo
  • Dificultades para realizar los movimientos que permiten la articulación de las funciones, conocidas como praxias orofaciales.
  • Retraso en el razonamiento lógico.
  • Dificultades psicomotoras
  • Trastornos psicoafectivos, produciéndose alteraciones en su equilibrio afectivo, pudiendo dar baja autoestima y ansiedad en ciertas situaciones.
  • Déficit de atención e hiperactividad.
  • Tienden a confundir sonidos con otros o no se identifican con sonidos que pueden ser familiares para el niño, produciendo problemas en la discriminación auditiva.
  • Dificultades en su desarrollo cognitivo relacionado con el pensamiento y el lenguaje.
  • Alteraciones en la memoria auditiva, es decir, en la capacidad que tiene el niño para retener y reproducir una serie de números o palabras que le han dicho previamente de forma verbal.
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Tipos de disfasia

Podemos clasificar 3 principales tipos de disfasia: 

1- Disfasia sensorial o receptiva “sordera verbal”

La disfasia de tipo receptivo, también conocida como “sordera verbal”, se caracteriza por  una comprensión del lenguaje limitada. A pesar de poseer una audición totalmente normal, la persona es incapaz de comprender, total o parcialmente, el lenguaje oído.

Es decir, el niño/a es incapaz de analizar e interpretar los sonidos del lenguaje hablado a pesar de que posee un buen funcionamiento de los mecanismos periféricos de la audición.

Por tanto, la compresión del lenguaje es prácticamente nula. Es como si fuésemos a un país extranjero donde no entendiéramos la lengua que hablan.

2- Disfasia motriz o expresiva

Se caracteriza porque la persona comprende, pero no puede expresar con facilidad sus ideas en palabras.

El sujeto experimenta dificultad para imitar las palabras y los sonidos, por eso, existe un lenguaje espontáneo muy pobre. Le resulta difícil expresar sus ideas con palabras, y encontrar las palabras adecuadas, por eso emplea palabras de relleno.

La  disfasia expresiva comprende las siguientes dificultades:

  • Alteración en la producción fonológica: Se produce una articulación errónea de los sonidos. Es decir, pronuncian correctamente los sonidos aislados, sin embargo, los articulan mal dentro de la palabra o la frase. Hablan mucho pero cuesta entenderles.
  • Dispraxia verbal: consiste en una incapacidad para realizar los movimientos necesarios para articular correctamente los sonidos. Estos niños experimentan dificultad para repetir las palabras de tres sílabas, hablan poco, no tienen fluidez y adoptan un estilo telegráfico. Es decir, emplean frases son cortas y palabras sueltas. A veces se acompaña de disartria y alteraciones de la motricidad fina.

3- Disfasia mixta

La disfasia mixta comprende: la sordera verbal y el déficit sintáctico fonológico.

Diagnóstico de la disfasia

Para saber con total seguridad que se trata de este trastorno del lenguaje, se recomienda acudir, cuanto antes mejor (sobre los 5 años de edad) al especialista, para elaborar un examen que lo determine. Para ello se puede realizar una evaluación cognitiva, analizando la memoria visual, atención y capacidad de imitación, entre otros. También se puede examinar el uso de gestos naturales, sonidos onomatopéyicos o balbuceo, por ejemplo.

La fonología es otro factor que se somete a un examen, analizando, entre otros, el habla espontánea o la imitación.

La morfosintaxis se evalúa revisando, por ejemplo, la comprensión y expresión. En cuanto al léxico, se examina para verificar las diferencias entre el léxico expresivo y comprensivo.

Los aspectos suprasegmentales también se evalúan, estos son la entonación, el tono y la fluidez. Para acabar, la pragmática también se examina, analizando si existe mantenimiento del contacto ocular, producción verbal en un volumen audible, si se respeta los turnos conversacionales o si se adapta a situaciones novedosas. 

Para completar el diagnóstico de esta alteración del lenguaje, puede que se realice una entrevista con la familia.

entrenamiento cerebral

Para las pruebas de comprensión léxica y sintáctica, de fonología y de expresión, para el diagnóstico del trastorno, el especialista debe haber obtenido el resultado deseado, la alteración en la producción, la comprensión del habla y el lenguaje, todas las demás o algunos de los siguientes rasgos: hiperactividad, labilidad emocional y atencional, memoria auditiva a corto plazo pobre y conductas perseverantes. Además, debe haber observado un bajo rendimiento intelectual y, en ocasiones, tener un comportamiento similar al de los niños sordos.

Causas de la disfasia

Es muy difícil, en la mayoría de casos, saber cuál es el motivo que ha desencadenado la disfasia, lo que sí sabe es que las lesiones cerebrales pueden intervenir en el desarrollo del trastorno.

En algunos niños, puede estar relacionado con la falta de oxígeno al nacer, el traumatismo craneoencefálico en el momento del parto, o enfermedades infecciosas, como la meningitis, por ejemplo, que afectan al sistema nervioso central.

Interveción y tratamiento de la disfasia

La intervención y tratamiento siempre debe adaptarse a las características y síntomas únicos de cada niño. Para ello, es necesario detectar correctamente los procesos concretos que están alterados en el menor, y conocer sus puntos fuertes o fortalezas. De esta forma, se elaboraá una intervención de mayor calidad, individualizada y con mayor probabilidad de eficacia.

En cuanto a las metas y estrategias de la intervención, es importante tener en cuenta la madurez del niño. Dichas estrategias y metas, serán diferentes en función de cada caso, como ya se ha dicho previamente, se deben adaptar a cada niño, las más empleadas son:

Ejercicios de discriminación auditiva: con ellos se pretende enseñar al niño diferentes sonidos que le son familiares, pero que no diferencia. Esto se suele realizar a través de grabaciones de sonidos, cuentos como estímulos del sonido, pájaros, viento, campanas, sonidos de instrumentos musicales, etc., que el niño debe escuchar e identificar de qué sonido se trata.
Ejercitar la memoria auditiva: para evitar el niño aprenda las palabras y las cosas olvidadas al poco tiempo, o las distorsiones, es relevante en la memoria a través del análisis y la síntesis de las palabras. Para ello, puede ser útil marcar el ritmo con golpes o palmadas que suenen a la vez que se dice la palabra.
Ejercicios para aumentar el vocabulario: se comienza con los conceptos que ya conoce y progresivamente se incrementa el nivel de la complejidad de los mismos. De esta forma, cuando el niño ya tiene un número elevado de conceptos adquiridos, también puede acceder a los mismos ya incluidos en categorías, que el niño encuentre la función que tiene el vocabulario que va adquiriendo.
Ejercicios y praxias buco-faciales: estos ejercicios tienen el objetivo de lograr una pronunciación correcta, para lo cual se ejercita y trabaja todos los órganos que intervienen en la articulación de la cabeza, como la lengua, labios, respiración, etc. Para realizar estos ejercicios, se pedirá que abran y cierren la boca o que hagan movimientos con la lengua, entre otros.
Actividades que permiten organizar el campo semántico: esto se consigue con imágenes y dibujos que los niños deben relacionar en base a los conceptos que estos representan. Por ejemplo, una cámara se puede relacionar con una casa o una flor con un jardín.
Actividades dirigidas a trabajar la pronunciación: mediante la intervención de un logopeda que le guíe y ayude.
– Se puede realizar ejercicios que aumentan la comprensión verbal: ejercicios morfosintácticos, actividades para aprender la organización y la estructuración de las oraciones, etc. Es muy importante que se trate de una intervención interdisciplinar, es decir, que trabajen como profesionales de educación, logopedas o psiquiatra infantil. No hay que olvidar que, además, resulta de gran importancia la colaboración de los padres y del colegio en todo el proceso. Para acabar, destacar que la intervención debe ser aplicada por profesionales y especialistas en el tema. La evolución del niño no está solo para la estrategia de intervención, sino que también influye en la medida de las características de dicho niño.Es por ello, que se debe respetar el ritmo de este, su nivel de desarrollo y sus características personales.

Diferencia entre afasia y disfasia

Tanto la afasia como la disfasia son trastornos del lenguaje. La diferencia entre afasia y disfasia es lo que causa dicho trastorno.

La afasia es un trastorno del lenguaje, causada por lesiones en las estructuras del cerebro encargadas de controlar dicho lenguaje. Esto puede ocasionar que el paciente tenga problemas para leer, escribir, o expresar lo que quiere. Las lesiones más comunes que pueden producir este trastorno son los accidentes cerebrovasculares, los traumatismos cráneo-encefálicos, los tumores cerebrales, las epilepsias, las infecciones y las demencias.

Las afasias suelen padecerlas más los adultos que los niños, como consecuencia de un derrame cerebral. En otras ocasiones, la afasia puede aparecer tras una infección, tumor, lesión o por demencia senil. El tipo de afasia y la gravedad de esta enfermedad estarán relacionadas con la causa que las origine.

Mientras que la disfasia está condicionada, esencialmente, por la maduración de los procesos neurológicos del cerebro del niño, la afasia, está directamente ligada al tipo y gravedad de la lesión, así como a la edad del afectado.

Por lo que se puede observar, la disfasia y la afasia comparten mucha sintomatología, dado que ambas afectan a las estructuras del cerebro encargadas del lenguaje. Incapacitando de este modo, a la persona que la padece para comunicarse de manera efectiva con los demás.

Sin embargo, existen diferencias importantes entre ambas. En la afasia se conocen las causas que la originan, y están directamente ligadas con lo que, posteriormente, se manifiesta en la persona que la padece.

En cambio, en la disfasia, no se conoce su origen en la mayoría de los casos. Este trastorno se suele producir en la infancia, mientras que la afasia puede aparecer tanto en niños como en adultos.

Consecuencias de la disfasia

Debido a la dificultad, tanto para expresarse como para comprender el lenguaje, muchas veces puede producirse aislamiento social y/o dificultades para interaccionar con los demás, establecer relaciones satisfactorias, e integrarse socialmente, ya que al no hablar o no entender el lenguaje, tienden a aislarse. 

Las dificultades asociadas a la disfasia repercuten, también, a nivel académico produciéndose, en muchos casos, fracaso escolar, sobre todo en el aprendizaje de la lectoescritura y aprendizajes básicos.

Como consecuencia de estas dificultades, se puede llegar a desarrollar algún tipo de trastornos psicológicos como alteraciones en las relaciones afectivas, problemas emocionales, rasgos de ansiedad, baja autoestima, etc..

Cómo podemos ayudar a un niño con disfasia?

Para poder facilitar en la medida de lo posible la evolución de su hijo, es importante que se trabaje de forma constante con el profesional o profesionales que lo atienden. Esta relación se debe seguir las pautas que dicta el profesional, donde se indicará, entre otras cosas, los objetivos a corto y medio plazo.

Además, es importante que se refuercen las prácticas que el terapeuta realizan en las sesiones con su hijo, por lo que es de gran relevancia que se trabaje en conjunto y coordinados.

Por otro lado, se debe recordar que su hijo no tiene problemas intelectuales, de tal modo que puede desarrollarse de un modo normal, puede ayudar en la casa, vestirse solo, etc. Es por ello que, como padres, no se debe fomentar la dependencia del niño, es muy importante reforzar y fomentar la independencia, lo que es clave para su futuro y maduración.

Además, es muy importante observar el niño y sus inquietudes, si cree que su hijo puede tener ganas de practicar algún deporte, o de pintar, o de realizar actividades culturales, entonces dele la oportunidad de que lo pueda hacer.

Como padres es muy importante que no se pongan barreras, y que se fomente la evolución del niño en todos sus aspectos.

Para acabar, destacar que la salud de la familia en una situación así, muchas veces se ve afectada. Es una situación compleja y novedosa que despierta numerosas emociones de preocupación, tristeza y angustia, entre otras.

Por ello, es importante que los padres sepan que las emociones no son malas, que se deben conversar y compartir con otros padres o con profesionales, sobre todo cuando las emociones comienzan a ocupar mucho espacio del día a día.

Una familia saludable permite un enfrentamiento mucho más positivo de la nueva situación. Es muy importante obtener una economía emocional, la comunicación entre todos los miembros, expresar las preocupaciones y, en definitiva, no desatender el grupo familiar, porque cada uno tiene necesidades y requerimientos que deben ser cubiertos.

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