¿Qué relación existe entre Depresión y Autoestima?
Depresión y autoestima tienen un vínculo significativo. Así, y aunque el origen de una depresión es claramente multifactorial, los estudios clínicos nos revelan que una baja autoestima mantenida en el tiempo nos hace mucho más vulnerables a este tipo de condición. El no aceptarnos y carecer de sentimientos positivos hacia el propio ser nos va dejando sin recursos psicológicos. A lo largo de este post, descubriremos la relación entre depresión y autoestima, ¡Sigue leyendo!
¿Qué es la depresión?
Según el manual diagnóstico y estadístico de psiquiatría (DSM-V), se considera la depresión como un trastorno, pero no lo hace con la baja autoestima, que se valora como síntoma en varios trastornos. Así, se puede considerar la baja autoestima como una consecuencia de padecer algún trastorno psicológico aunque la realidad es que no necesariamente tiene que haber un trastorno para sufrir baja autoestima y ésta puede ser la causante de trastornos psicológicos posteriores.
La depresión puede ser provocada por una predisposición genética o por factores ambientales (vivencias traumáticas por ejemplo) pero también por una visión pesimista del mundo, una pobre aceptación de uno mismo y una ausencia de confianza en los propios recursos, es decir, una baja autoestima. Lo cierto es que la mayoría de personas que sufren depresión tienen graves sentimientos de culpa, inutilidad y frustración constante, lo cual les lleva a sentirse responsables de todo lo negativo que les pasa y tienden a ver el vaso medio vacío, es decir, tienen una visión pesimista del mundo y del futuro. Si bien no es condición necesaria tener baja autoestima para sufrir depresión, lo cierto es que la mayoría de casos de personas depresivas tienen estos síntomas.
¿Cómo es la autoestima?
En cuanto a la autoestima, se puede decir que es la base de la percepción que tenemos de nosotros mismos. Ésta se forja a partir de las experiencias que vivimos, es decir, a partir del factor ambiental así como de las personas que nos rodeamos. Si nuestros padres carecen de autoestima, probablemente como hijos nosotros también “heredaremos” esa manera de ver la vida, por aprendizaje. La baja autoestima genera sentimientos de tristeza, vacío, frustración, culpa e impotencia. Y esos sentimientos de forma continuada en el tiempo acaban provocando estados depresivos.
¿Puede una baja autoestima crear depresión?
La depresión se caracteriza por una profunda sensación de abatimiento, tristeza, angustia y apatía. Sabemos que este trastorno debe ser tratado lo antes posible, porque en caso contrario, irá afectando a nuestros recursos psicológicos y emocionales, empujándonos a padecer una serie de trastornos, como por ejemplo: padecer una baja autoestima.
Es importante por ello, mantener una estabilidad emocional, ya que nos permitirá sentirnos más seguros, más confiados y con una visión más positiva de nosotros, y del mundo que nos rodea. Una baja autoestima provoca una visión distorsionada, y negativa de nosotros mismos.
Una baja autoestima hace que seamos excesivamente críticos con nuestro modo de ser y actuar. Hace que nos sintamos insatisfechos por no ser capaces de conseguir aquello que queremos. Y hace sentirnos infelices. Una autoestima baja puede acercarnos peligrosamente a la depresión.
De la depresión a la baja autoestima
Cuando nuestro interior se ve abocado al más profundo dolor, a la tristeza más absoluta, y a unos pensamientos tan negativos que oscurecen nuestra mente, nuestra autoestima se ve seriamente dañada. Si nuestra mente es incapaz de detectar lo positivo en las cosas y en las vivencias, tampoco lo hará con nuestra propia imagen o autoconcepto.
Sólo conseguiremos una autoestima alta cuando seamos capaces de concebir lo bueno del mundo que nos rodea, y todo lo bueno que hay en nosotros mismos. Al final una cosa lleva a la otra, y debemos tratar la autoestima y depresión de forma conjunta.
Relación entre depresión y autoestima
Vivir con una baja autoestima es similar a “ir desnudos”. Nos hace vulnerables, haciendo que el miedo, la inseguridad y la negatividad se apodere de nosotros. Necesitamos una visión positiva de nosotros mismos para poder enfrentarnos al mundo que nos rodea de un modo exitoso.
La depresión tiene un origen multifactorial. Para padecer depresión se deben dar algunos factores, como por ejemplo: ciertos estímulos externos desencadenantes, una predisposición genética o una alteración química de nuestro cerebro. Son factores que no podemos controlar y nos hace vulnerables. Pero una baja autoestima hace que seamos incapaces de afrontar o gestionar los problemas más simples. Así que podemos vernos superados por los acontecimientos, y caer en una depresión. Existe una clara relación entre depresión y autoestima.
Tratamiento para la depresión
Hay varios tratamientos que han demostrado su eficacia en el manejo y tratamiento de la depresión como son los tratamientos farmacológicos y las terapias psicológicas.
El tratamiento adecuado depende de cada caso concreto. Los profesionales sanitarios deben tener en cuenta los posibles efectos adversos de los antidepresivos, las posibilidades de llevar a cabo uno u otro tipo de terapia y tu opinión como paciente.
Tratamiento farmacológico
Los principales fármacos usados en el tratamiento de la depresión se llaman antidepresivos. Estos medicamentos funcionan aumentando los niveles en el cerebro de las sustancias químicas que utilizan las células del mismo para comunicarse, conocidas como neurotransmisores.
Existen diferentes tipos de antidepresivos según su estructura química y su mecanismo de acción:
- Tricíclicos: Llamados así porque su estructura química consiste en tres anillos. Los más utlizados son la clomipramina, imipramina, amitriptilina y nortriptilina.
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): Son los más utilizados y populares, debido a que esta familia forma parte la fluoxetina, el popular Prozac. Otros ISRS son: citalopram, escitalopram, fluvoxamina, paroxetina, sertralina.
- Duales: Actúan incrementando la dopamina y la noradrenalina (bupropion), o bien la noradrenalina y la serotonina (venlafaxina y duloxetina y mirtazapina).
- Melatoninérgico: Actúa sobre la melatonina; es el caso de la agomelatina.
- IMAOs: Inactivan un enzima que destruye los neurotransmisores. Sus interacciones con ciertos alimentos así como sus efectos secundarios, han disminuido su utilización.
Los fármacos antidepresivos tardan varias semanas en hacer efecto. Normalmente no se observa una mejoría hasta la tercera o cuarta semana de tratamiento y alcanzan su máxima eficacia a las 10-12 semanas. En general, se requiere ir aumentando la dosis poco a poco al principio, mientras que al final hay que ir dejándolos progresivamente. El profesional sanitario aconsejara disminuir la dosis o dejar de tomarlo en función de la mejoría. Y si la evolución de los síntomas no es la esperada se puede considerar la posibilidad de probar con otro tratamiento diferente.
Siempre se debe tomar la medicación según la prescripción y pauta del médico.
Tratamiento psicológico
El tratamiento psicológico tiene tres objetivos principales:
- Tratar los síntomas depresivos propiamente dichos.
- Si existen rasgos de personalidad que han predispuesto la aparición de la depresión, la modificación de dichos rasgos de personalidad.
- El aprendizaje de estrategias de identificación precoz de los síntomas y de prevención de recaídas.
Cuando se empieza una terapia psicológica es importante tener en cuenta que su efecto no suele ser inmediato, sino que es necesario esperar un tiempo para ver si está siendo eficaz. Según tus necesidades el tratamiento psicoterapéutico puede ser a corto plazo (de 10 a 20 semanas) o a largo plazo. Las sesiones pueden ser semanales o cada 2 o 3 semanas.
Existen dos tipos principales de psicoterapia:
- La terapia cognitivo-conductual: enseña nuevas maneras de pensar y de comportarse. Así, ayuda a cambiar los estilos negativos de pensamiento y de comportamiento que lo que hacen es fomentar la depresión. El terapeuta adopta un estilo educativo, buscando tu colaboración, de manera que puedas aprender a reconocer tus patrones de pensamiento negativo y cambiarlos.
- La terapia interpersonal: ayuda a entender y resolver relaciones personales problemáticas con amigos, familiares, compañeros u otras personas que pueden causar o empeorar la depresión.
A veces, es difícil expresar nuestros sentimientos incluso a los amigos más íntimos, mientras que hablar de los problemas con un terapeuta puede ser más fácil.
Consejos para mejorar la autoestima
¿Cómo se puede mejorar la autoestima?
- Expresa tu malestar pero no te recrees en él: Desahogarse es bueno, hace que no acumulemos las emociones negativas y en consecuencia las vayamos expulsando, pero por otra parte, recrearse en lo negativo provoca que la atención esté puesta sólo en eso y se obvien otras muchas cosas que sí que van bien.
- Intenta ver el vaso medio lleno: Parece un topicazo o algo espiritual sin importancia, pero si nuestra actitud ante la vida es negativa, no nos enfrentaremos a las situaciones con la misma fuerza y energía y por lo tanto, es probable que nos salgan mal las cosas, facilitando así el recrearse en todo lo que anda mal. Sin embargo, si nos centramos en la parte positiva de la vida, nuestra actitud es más proactiva, nuestro estado de ánimo mejora, y por tanto, tendremos más espíritu luchador, lo cual puede facilitar los éxitos futuros.
- Valora tus recursos y habilidades: No todo en la vida son defectos. Absolutamente todo el mundo tiene aspectos positivos. Aunque te resulte muy complicado, piensa en todo aquello positivo que tienes, aunque te parezca algo muy pequeño y sin importancia. Si son rasgos, valores o actitudes que verías significativos en otras personas, ¿por qué en ti no lo son? Si no te sale, piensa en el día a día y extrae un listado de pequeñas cosas a partir de tu experiencia cotidiana.
- Autoelógiate y prémiate por los logros que consigas: Hasta el paso más pequeño como levantarte de la cama a una hora razonable cuenta. Aunque sean cosas que una persona sin depresión hace con facilidad, no es tu caso. A ti te cuesta porque estás deprimido/a, por tanto, es importante valorar cada esfuerzo que haces. Si te has levantado de la cama a las 11h cuando ayer te levantaste a las 14h, es algo que te tienes que valorar y premiar en lugar de machacarte porque te tendrías que haber levantado a las 9h. Piensa en cada pasito que das y valóralo, eso te animará a seguir luchando.
- Evita el autocastigo excesivo: Como he comentado más arriba, machacarse y autocastigarse en exceso es nocivo y baja el estado de ánimo. Recuerda que tienes virtudes y haces cosas bien, y aunque a veces te equivoques, eso lo hacemos todos porque somos humanos, con ser consciente del error ya es suficiente para rectificarlo, no hace falta hurgar en la herida. Por tanto, no seas tan duro/a contigo mismo/a porque eso no te hará rectificar sino hundirte más.
- Aunque no tengas ganas de hacer cosas, sigue haciéndolas: La apatía es el peor enemigo de la autoestima y la depresión. Cuando hacemos cosas (ya sean responsabilidades u ociosas), adquirimos recursos, habilidades y experiencias positivas, por lo que construimos y cuidamos nuestra identidad y evitamos el exceso de tiempo libre para preocuparse. Ya sabes, la clave está en ocuparse en lugar de preocuparse.
Tanto para trata la depresión como para mejorar la autoestima te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
Psicóloga General Sanitaria. Exploradora e investigadora en educación. Especialista en la búsqueda de las necesidades y características de cada niño.
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