¿Cómo afecta el estrés a la Fibromialgia?
La relación entre el estrés y la enfermedad de Fibriomialgia es hoy en día incuestionable. La Fibriomialgia se percibe como causante de estrés. Este post trata de establecer el carácter estresante de la enfermedad en general, y cómo podemos aliviar los síntomas de estrés.
El estrés en la Fibriomialgia
El estrés causado por la fibromialgia tiende a aparecer y desaparecer en todo el cuerpo. En los días en que los síntomas se agravan, puedes sentir que todo es más difícil, y es fácil desanimarse.
Algunas veces, una de las cosas más difíciles de aceptar es que no existe ninguna cura para la fibromialgia. Mientras que los cambios en el estilo de vida pueden reducir la intensidad del estrés causado por la Fibromialgia, aunque seguirás teniendo días buenos y días malos.
Tipos de estresores en la Fibromialgia
Por un lado, un tipo de estresor muy disruptivo en la Fibriomialgia es la enfermedad crónica dadas sus características como el tiempo de evolución, su carácter incurable o los síntomas asociados que en muchos de los casos provocan una incapacidad y deterioro psicofísico en las personas que la padecen. Entre los síntomas que se han descrito como más estresantes destaca el dolor dado su carácter incapacitante y la afectación que produce en todas las esferas de la vida de las personas que lo padecen. Además, cuando el dolor se cronifica, provoca en las personas que lo padecen un mayor estrés emocional caracterizado por mayor ansiedad y depresión entre otros.
Por otro lado, se comprende al estrés como un agente causal, y trata de establecer y relacionar los mecanismos por los que el estrés vulnerabiliza los sistemas biológicos con el consiguiente desarrollo de enfermedades. Esta vulnerabilidad de los sistemas biológicos se produciría a nivel del sistema inmunológico, hormonal y neurológico favoreciendo el desarrollo de la enfermedad. Un ejemplo de ello lo encontramos en enfermedades como la hipertensión arterial, la obesidad, problemas cardiacos o la fibromialgia. Desde esta perspectiva, la fibromialgia ha sido descrita como un síndrome relacionado con el estrés.
Según los estudios, los individuos con fibromialgia padecen un mayor número de estresores de tipo biológicos, psicológicos y sociales en comparación con la población general, además de menor capacidad de adaptación a los mismos. En este sentido, a nivel biológico se considera que el estrés afecta a la fibromialgia a través de una alteración en la respuesta fisiológica, lo que provoca un desequilibrio homeostático y un mal funcionamiento en el Sistema Nervioso Autónomo.
En relación a los síntomas, el estrés se ha relacionado directamente con en el impacto y severidad de los síntomas de la fibromialgia. En particular, la mayoría de los estudios han relacionado el estrés con la presencia de dolor, ya que el estrés puede inducir dolor al emplear ambos vías fisiológicas de regulación comunes. Además el padecimiento de estrés predispone al
padecimiento de trastornos del estado de ánimo como la ansiedad. En este sentido, se ha puesto de manifiesto en la fibromialgia que el estrés tiene un papel relevante en el diagnóstico de depresión moderada y en las manifestaciones físicas o sintomáticas típicas de esta patología, tales como la disminución de la energía o actividad, trastornos del sueño, la presencia de fatiga ante un esfuerzo mínimo en los mecanismos de regulación del dolor.
Controlar el estrés en la Fibromialgia
El estrés es, básicamente, la respuesta del organismo cuando afrontamos un peligro y nos preparamos para luchar o para huir. El cuerpo y los músculos se tensan, el corazón y la respiración se aceleran, y la presión arterial aumenta. Sin embargo, muchos pequeños acontecimientos de la vida diaria provocan estrés que hacen que las personas se sientan bajo presión y con pérdida del control de la situación. Este estrés puede venir de circunstancias familiares o laborales, de problemas económicos o de problemas de salud. También las actitudes perfeccionistas pueden generar estrés.
Cuando el dolor o la fatiga por la fibromialgia son fuertes, quizá te resulte difícil pensar con claridad. Una exacerbación de los síntomas de la fibromialgia puede generarte estrés y desesperación si no estás preparado. No obstante, contar con un plan para seguir te brinda una sensación de control sobre tus signos y síntomas.
Anota tus opciones para afrontarlo. Ten a mano tu lista para que puedas tomarla cuando sientas que comienza una exacerbación.
Diferentes estrategias funcionan mejor para algunas personas que para otras. Algunas pueden funcionar adecuadamente para ti un día, pero no otro. Por ello, es conveniente contar con una variedad de opciones escritas entre las cuales elegir.
Evita el diálogo interno negativo
Los estudios han demostrado que lo que nos decimos a nosotros mismos dentro de nuestras cabezas puede afectar nuestra percepción del dolor. Convertir los pensamientos negativos en positivos requiere práctica, pero vale la pena el esfuerzo.
Pensamiento Negativo: No puedo hacer nada debido a mis síntomas. Pensamiento positivo: Puedo hacer muchas cosas. Sólo necesito tranquilizarme y tomar descansos.
Pensamiento Negativo: No tengo control sobre mi felicidad. El dolor me controla. Pensamiento Positivo: Puedo controlar mi felicidad. Puedo ser feliz y disfrutar de la vida a pesar del dolor.
Pensamiento Negativo: La gente del trabajo está molesta conmigo. No creen que esté haciendo mi parte. Pensamiento Positivo: Haré el mejor trabajo que pueda y me sentiré bien por mis logros.
Cuéntale a alguien cuando estés teniendo un día difícil
Podrías sentir la tentación de guardártelo, pero resiste ese impulso. Si bien tener algo de tiempo solo es una buena manera de relajarte, aislarte durante días puede terminar haciéndote sentir solo. Cuéntale a un amigo o familiar comprensivo que te sientes frustrado o estresado, pero no te detengas en tus signos y síntomas.
Los grupos de apoyo presenciales o en línea pueden relacionarte con personas que también estén lidiando con la fibromialgia. Además del consuelo que brinda hablar con personas que se enfrentan a los mismos desafíos, los miembros suelen compartir técnicas de afrontamiento que también te podrían dar resultado.
Trata de evitar los grupos de apoyo que se enfoquen exclusivamente en los desafíos y las limitaciones. Es mucho más útil buscar un grupo de personas que se enfoquen en lo que pueden hacer y que compartan historias alentadoras sobre las técnicas que han usado para controlar sus dolores.
Gasta sabiamente tus monedas de energía
A veces ayuda pensar en la cantidad de energía que tienes como monedas en una hucha. Tienes que priorizar las tareas para no quedarte sin monedas antes de terminar el día. Modera el ritmo y toma descansos frecuentes. Esta mentalidad es fundamental los días en que se exacerban los síntomas.
Echa un vistazo a lo que se viene en la agenda. Identifica qué es necesario y qué no lo es. En los próximos días, enfoca tu energía en lo que es necesario. Priorizar las tareas puede ayudar a reducir el estrés. Las personas que se estresan demasiado a menudo tienen los músculos tensos, lo que suele amplificar el dolor producido por la fibromialgia.
Pide ayuda cuando la necesites
Prepara una lista de las personas que puedan ayudarte cuando tengas días malos. Por ejemplo, un familiar puede estar dispuesto a prepararte las comidas o hacer los mandados un día. Podrías estar reacio a ser una carga, pero tus amigos y tu familia te quieren y desean ayudarte.
Otra opción es separar las grandes tareas en tareas más pequeñas que puedan dividirse entre todas las personas de la casa. Si todos ayudan un poco con la cocción y la limpieza después de una comida, por ejemplo, no se agota una sola persona.
Busca otros recursos de la comunidad que te ayuden a completar las tareas necesarias cuando tengas un día realmente difícil. Los cambios a corto plazo que puedes intentar implementar en un día difícil incluyen, por ejemplo, hacer compras en línea para pasar a buscar o para que te las entreguen. Considera el transporte público o el servicio de taxis como una forma más fácil y menos estresante de llegar a donde necesites ir.
Busca distracciones
Identifica las actividades que te distraigan de tus síntomas. Por ejemplo:
- Películas divertidas
- Libros fáciles de leer
- Salidas con amigos
- Tus museos preferidos
- Recorrer caminos hermosos
Relajación
Reserva tiempo en tu cronograma diario para relajarte. Añade más tiempo de relajación los días en los que se exacerben tus síntomas de fibromialgia. A continuación te presentamos algunas técnicas de relajación:
- Ejercicios de respiración profunda. Inhala lenta y profundamente por la nariz mientras cuentas hasta seis. Mantén el aire en los pulmones mientras cuentas hasta uno y, luego, exhala lentamente por la boca mientras cuentas hasta seis.
- Relajación muscular progresiva. Contrae y relaja las partes del cuerpo de a una, empezando por la cabeza o por los pies.
- Meditación. Concentrarte en el momento presente, con calma y sin ansiedad, puede ayudarte a aquietar la mente y a relajar los músculos.
- Visualización. Haz un viaje imaginario a un lugar hermoso. Utiliza todos tus sentidos para sentir el lugar lo máximo posible. Siente el calor del sol. Escucha los pájaros.
También puedes probar hacer yoga, oraciones, masajes, o escuchar los sonidos de la naturaleza u otros sonidos relajantes.
La práctica hace la perfección
Cuanto más seguido utilices las estrategias de afrontamiento, más fáciles se volverán. Descubre lo que funciona para ti y entiende que puede cambiar día a día. Sé flexible y prueba otra estrategia de afrontamiento, si es necesario.
Si padeces fibromialgia, es inevitable que tengas días difíciles. Pero planificar con anticipación puede ayudarte a tomar el control de los días malos para que el dolor de la fibromialgia no te controle a ti.
Psicóloga General Sanitaria. Exploradora e investigadora en educación. Especialista en la búsqueda de las necesidades y características de cada niño.
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